dimecres, 11 de juliol del 2012

Nadie sabe cómo

Nueva y brutal andanada del gobierno contra el estado del bienestar y las clases populares. Y ante ella me temo que tendremos la misma respuesta de las redes sociales: griterío; de la galaxia post 15 M: iniciativas pequeñas y dispersas; de los partidos de la oposición: debate parlamentario; y de los sindicatos: alguna manifestación, quizás una huelga sectorial y testimonial de funcionarios… nada más. La respuesta no va a cambiar como tampoco ha cambiado la política del gobierno al servicio de la dictadura financiera. Alguien lo resumía muy bien esta mañana en una sola frase: una devaluación apenas encubierta del país, a partir de hoy somos un poco más pobres y por esta vía jamás nos vamos a recuperar, vamos a seguir cayendo hasta llegar al nivel de la España de siempre. En fin.
Cada vez que escribo algún texto -como la semana pasada, o como ahora mismo- poniendo en cuestión la trascendencia de las redes sociales o la eficacia revolucionaria de las incontables iniciativas locales y sectoriales que vendrían a constituir la herencia del espíritu del 15 M, hay gente que se enfada conmigo.
Voy a intentar explicar como veo la situación actual de estos colectivos con la máxima claridad, a ver si consigo hacerme entender y que, por lo menos, si alguien se va enfadar conmigo, no sea por un malentendido.
Durante los años de crecimiento artificial que vivimos antes del estallido de la crisis, la crítica social estaba bajo mínimos. No digo que no existiera sino que no tenía una significación relevante. Parecía que todo iba viento en popa y que no había ninguna razón para esperar que se produjera un cambio tan brusco. Quien más quien menos hacía sus planes, tenía sus expectativas, ya fuesen dentro de la ortodoxia consumista o alternativas.
De pronto nos encontramos con que lo perdemos todo, o casi todo: el trabajo, nuestra casa, el estado del bienestar… o por lo menos lo vemos todo en peligro o seriamente recortado. Y con ello desaparecen nuestros planes, nuestras expectativas y nos tenemos que centrar en reponernos del susto e intentar sobrevivir como se pueda.
No todos, claro, hay grandes fortunas que pueden haberse visto afectadas o no, pero siguen siendo grandes fortunas y ponen a buen recaudo su dinero en valores sólidos o en paraísos fiscales, y también especuladores que caen como buitres sobre los países más afectados y prestan a intereses casi usurarios o compran -eso se dice mucho menos- a precio de saldo. Y también hay países fuertemente capitalizados y amigos, como Alemania, o instituciones internacionales, como el FMI o el BCE que ayudan a los países amigos endeudados, pero imponiendo unas condiciones draconianas de reducción de la deuda, que ¡oh maravilla! no recaen sobre las grandes fortunas, ni siquiera sobre los causantes de la burbuja financiera, sino sobre los pobres: asalariados, ex - asalariados, aspirantes a asalariados, autónomos y pequeños empresarios, pensionistas, estudiantes… los pobres, o lo que eufemísticamente se llama clases medias, ya saben: media-alta, media-media y media baja. Un esfuerzo colectivo, ¡qué bonito!
Y se constata que todo esto no sólo se hace con la aquiescencia de los políticos, del gobierno, sino que los gobiernos son los que se encargan de ejecutar tan injusta sentencia. En España, el gobierno del PSOE ignora la realidad sistemáticamente, intenta poner parches inútiles mientras el país se desangra hasta que en mayo de 2010 tiene que acatar, además, las medidas quirúrgicas impuestas por el directorio europeo. El gobierno del PP, que arrasa en las siguientes elecciones, ve como la nave se sigue hundiendo cada vez a mayor velocidad y en lugar de intentar reflotarla se dedica a astillarla. No se preocupen, hay botes para los de primera.
Antes de llegar aquí, se produce un hecho inédito en la historia reciente de España, el malestar de mucha gente y de muchos grupos, con un gran protagonismo joven, provoca el sonoro estallido del 15 M. El movimiento tiene por lo menos dos mensajes claros y compartidos por la inmensa mayoría: “le llaman crisis, pero es una estafa” y “no nos representan”, este último dirigido rotundamente contra todos los representantes políticos. El 15 M llena de esperanza muchos corazones. Yo no sé si escribiría esté blog o hubiese emprendido otras iniciativas sin el 15 M. Pero el 15 M, por su propia naturaleza, no está destinado a perdurar. Es un movimiento espontáneo y variopinto, sin ninguna posibilidad de organización global ni de continuidad.
El 15 M se disuelve, o se fragmenta, en múltiples asambleas locales, plataformas sectoriales, grupos en internet y todo tipo de iniciativas. Todo eso está muy bien, pero su capacidad de incidencia en el conjunto de la sociedad es muy escasa. Sirve, sí, para que se mantenga viva la conciencia crítica, pero cuidado, porque la conciencia crítica sin resultados puede abocar al desencanto, ya ha pasado muchas veces. La situación es parecida a la que siguió al mayo del 68, se ha dado un proceso de atomización, con iniciativas muy interesantes que pueden inducir incluso, a largo plazo, cambios culturales, pero eso no va a cambiar la realidad socioeconómica en que vivimos.
La realidad no ha cambiado en absoluto, bueno sí: para mal. Sólo las Pah han conseguido paralizar una pequeña parte de los deshaucios, el resto son iniciativas que no trascienden. Pueden ser muy importantes para quien las esté viviendo, decisivas en sus vidas, pero la mayoría social sigue agarrada a lo poquito que le queda y no está dispuesta a embarcarse en experiencias utópicas. Los mayores ya hemos vivido fenómenos como las cooperativas de consumo o la prestación mútua de servicios (eso que ahora se ha rebautizado como “banco de tiempo”) y nos retrotrae a un mundo de precariedad, a la España de siempre.
¿Que hay que cambiar los valores de arriba abajo? Vale, yo me apunto, pero esto no se impone, es un proceso muy largo y que requiere un gran consenso social. Para que ese consenso social se dé hay que cambiar la sociedad y la sociedad sólo se cambia desde la esfera política, o desde la revolución.
No parece que los políticos estén para grandes cambios, pero tampoco parece que la población esté por hacer ninguna revolución, y la situación de muchas, muchas, personas, no puede esperar a que las cosas cambien en generaciones, por lo menos en lo más básico se necesita un cambio ya.
Y aquí es cuando llegamos al quid de la cuestión: nadie sabe cómo. Toda mi solidaridad para el conjunto de iniciativas surgidas de o alrededor de la galaxia del 15 M, todo mi apoyo para los militantes de izquierdas que quieran plantar cara y plantear una alternativa política, pero ni una cosa -por su propia naturaleza-, ni la otra, por la precariedad de la respuesta y la incapacidad organizativa, van a llevar a cabo el cambio que se necesita ya: que yo necesito, que necesitan los jubilados, que necesitan los parados y los deshauciados, que necesitan los jóvenes privados de futuro…
El otro día veía el video de Teresa Forcades, muy bien, todo muy bien explicado, hay que cambiar el paradigma, pura lógica, pero ¿cómo?... ¡una huelga general indefinida! ¿¿¿quién va a hacer una huelga general indefinida???... El sábado escuchaba a José Luis Sampedro. Sigue pregonando la muerte del capitalismo ¡¡¡pero el capitalismo no se muere!!!... Entonces ¿cómo se va? Tampoco economistas que hacen tan magníficos diagnósticos como Vicenç Navarro, o Juan Torres, a los que leía hoy antes de que Rajoy me amargara el día, parece que tengan respuestas que nosotros podamos poner en marcha.
No creo que vayamos a conseguir una huelga general indefinida ni a cambiar las cosas en un plazo de tiempo razonable mediante una constelación de buenas intenciones.
¡Qué más quisiera que poder creerlo! Pero hay que seguir buscando y buscando, sin desfallecer. Por lo menos yo voy a hacerlo, aunque haya alguien que se me enfade, porque este es ahora nuestro problema capital: sabemos dónde queremos ir, pero no sabemos cómo se va.

7 comentaris:

  1. Bueno, yo soy de las que no me enfado contigo ni mucho menos. Me haces reflexionar, eso es bueno e indispensable. Siendo capaces de replantearse las cuestiones una y otra vez, observándolas desde todos los ángulos posibles, es la manera de poder llegar a encontrar un abordaje nuevo, un hueco o algún tipo de paliativo.

    Estoy de acuerdo contigo en todos los puntos, incluido, y sobre todo, en el de no tirar la toalla. De eso, ni hablar.

    De momento, seguiremos pensando, barruntando y también pasando a la acción, presionando para ganar compañeros en la causa y luchando cada palmo de tierra.

    Ya sabes, al menos soy una de las insumisas al impuesto del euro sobre el medicamento. Menos ladrar y más actuar.

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  2. En eso estamos, Isabel. Necesitaríamos la poción mágica de Asterix o algun superhéroe progresista... y lo tenemos, se llama El Pueblo Unido y la fórmula Unidad y Acción, pero no sé dónde coño está el "desllorigador" para activarlos... Seguiremos barruntando porque si lo encontráramos sería el fin de partida. Eso es lo que jode más ¿verdad? tenemos mucha más fuerza que ellos y renunciamos a ella o la gastamos cada cual en sus cosas, hasta los mineros regresarán a la cuencas en cuanto consigan alguna concesión... y se olvidarán de todo. Habrá que cuidar la toalla.

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  3. http://politicadeernesto.blogspot.com.es/2012/07/el-segundo-rescate-de-espana.html?spref=fb Para mí fue clarifiocador.

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  4. Cuando no existía crisis, ni deshaucios, ni paro, ni recortes: es decir, durante la época dorada... no todo era dorado. Cuando no existía crisis, ¿quién reparaba en esos poblados (o incluso poblaciones y barriadas)que vivían en la marginalidad económica y social? Cuando la inmensa mayoría crecíamos económica y "espiritualmente", ¿quién se preocupaba de los modernos "leprosos" que se perdían en la heroína, la cocaína, el alcohol, y no se cuantas drogas más? ¿Quién tendía la mano a los barraquistas, a sus hijos, a sus padres, a sus abuelos, y a sus nietos?
    Estábamos todos inmersos entre televisores de plasma, vehículos último modelo, extasiantes viajes paradisíacos, y ante una llúvia inmobiliaria que prometía la máxima felicidad si adquirías la vivienda de tus sueños.
    ¿Dónde estábamos "la inmensa mayoría", que somos los que ahora vemos mermante nuestros estado de bienestar, cuando otros no tenían acceso a la cultura? Hablo de cultura en el sentido más amplio de la palabra: integración social. ¿Les tendimos la mano? La palabra "solidaridad" no estaba en nuestro diccionario.

    "Nápoles millorania". Fue una obra de teatro que no llegué a ver representada, pero con todo y con eso... me caló... y me sentí identificado con ella. Quizás fue por la pasión que ponía el director. Pero es que además me recordaba cosas que me habían contado, y hasta incluso cosas que había vivido.

    Este texto solo ha sido una expresión psico-emocional.

    Un abrazo, Llorenç.
    David.

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  5. Leyéndote y los comentarios está claro que áun no se sabe cómo salir de la mentira de la época dorada y del desastre en el que estamos. Eso es algo. También hay cambios que no sólo son políticos y están atados en una alienación que hace años para mí es flagrante como también una especificidad nacional d etodas la autonomías de ladrido más que de acción..demasiado fuerte....de todas formas hay que seguir hablando y escuchando, porque así se entiende la gente y s elucha ... pero sobre todo salir del ombligo.
    Salir al mundo.
    Ver otras historias porque, si bien aquí deberemos hacer algo no será o nos quedaremso mirando la luna sólo como cambia ella.
    Sino aprendemos d elo que en otros países hacen..y no sólo lo que hacen ..en que punto organiztaivo están...complicated!
    En muchas asambleas a veces me pareció estar,a dmeás d e presenciar una catarsis colectiva necesaia por tanto atropello y prepotencia, ..pues todo muy atomizado..aún creyendo y no viendo en la guerra semántica que nos han metido cone l agravante de que el precio lo paga la gente sin trabajo, sin casa, sin salud, sin educación..
    Los criterios de urgencia, de lógica, de paradigma ...aún son poco útiles, necesraios, pero limitados para revertir la pérdida dele stdo del bienestar...

    Lo mejor de todo e s que no sabemos cómo cambiar las cosas. Interesante, para analizar. Queremos? Podemos? Necesitamos? Cómo? Hay coherencia entre estas cuestiones?

    Dicen que los huamanos si por ellos fuera se quedarían en pañales...a lo mejor por ahí va la cosa,a sumir la cantidad de culo y cagados felices con la mierda aunque cacareen lo contrario... Algo de eso hay, sino s eve...pues dificil cambiar.

    habría que limitar los cacareos.

    un saludo y gracias por desarrollar tus ideas que llevan a ver cosas complicads aunque nos snos gusten, la única forma de salir de esto auqnue lleve tiempo..si durante 70 años se stuvo en pandereta ..dificil, no?

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  6. Ningún enfado, Llorens. Todo lo contrario.
    Es cierto que en "la galaxia 15M" falta la organización necesaria para dar una respuesta tan urgente como necesaria. Pero el verdadero problema, en este sentido, es que los hechos, los terribles hechos, se suceden a tal velocidad que no hay grupo ni partido capaz de reaccionar racionalmente. Nos sigue sacando a la calle el cabreo, estado anímico absolutamente necesario para acompañar a la razón, pero que por sí sólo es ineficaz. Y sí, si sabemos el camino por donde no hemos de volver a pisar, sin embargo, además de ser una sociedad débil y atemorizada o, precisamente por eso, no sabemos la senda a seguir. Entre todos habrá que abrirse paso entre la niebla e inventar, siempre inventar, otra forma de vivir. Este es el auténtico reto de la democracia: no repetir lo ya dado, sino ser capaces de crear la senda a seguir.
    Después de cambiar el "chip" de la bipolaridad derechas/izquierdas hacia el 99% se mueve para que pierda pié el 1%, habría que variar también la manera de movilizaciones y volver a repensar hasta qué punto son eficaces ahora mismo las acciones heredadas del pasado.
    Yo tampoco desfallezco.
    Salud, amigo
    Concha

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  7. Gràcies Llorenç pel teu encertat anàlisi, soc del parer...que tenim encara massa coses a perdre, estem com hipnotitzats, l´ejemple més clar és el que pasa en el nostre Poble, llevat d´unes poques persones la resta ens encongim d´esquena i mirem cap una altra banda, o diem ...és el que el Poble ha votat.

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