dijous, 26 de gener del 2012

Cosas que podemos y deberíamos hacer sin falta

En esta semana en que esta reunido el Foro Económico Mundial en Davos y en que parece que al fin nos vamos a manifestar contra la dictadura del capital financiero  y contra los recortes, a mi me siguen inquietando cuestiones más de fondo  -o por lo menos más persistentes-. No creo que el Foro de Davos vaya a propiciar ninguna gran transformación, como anuncia, ni creo que la manifestación del dia 28 -a la que asistiré y a la que llamo desde aquí- vaya a cambiar nada.
Me preocupa lo que nosotras y nosotros seamos capaces de hacer y creo que, en este sentido, si queremos ser eficaces -y eficientes-, tenemos muchas cosas que enmendar. En esta entrada voy a enumerar algunas propuestas orientadas a optimizar nuestras fuerzas, a combatir cualquier sensación de desánimo y también a extender nuestras razones y el espíritu de movilización más allá de nuestros círculos habituales.
Se trata, por tanto, de una reflexión más abierta que nunca, sin  ninguna pretensión de exhaustividad ni ningún dogmatismo. Apunto  tan sólo algunas ideas que me parecen elementales y factibles con el ánimo de que se puedan hablar, matizar, debatir, aquí o donde se quiera.  Aspectos a mi parecer centrales en nuestra dinámica y para nuestro futuro como nuevo agente político, que no es sino la parte más sensible y activa de la sociedad civil, de la ciudadanía. En aras de la operatividad, no voy a entrar en detalle en ninguno de estos aspectos, que siempre se pueden desarrollar más adelante.
El primero de ellos es la organización. A mi entender  necesitamos un modelo de organización más eficiente que, sin substituir a las asambleas, organizaciones, etc  existentes, nos permita conocer a ciencia cierta cuántas y cuántos y quiénes somos y dónde estamos en una razonable aproximación. Una información que permita una rápida y eficaz comunicación horizontal y una coordinación efectiva para la toma de decisiones. Y eso evitando los peligros de las disfunciones que sabemos que puede copmportar el asamblearismo a ultranza, así como el peligro  de los personalismos egocéntricos que suelen hacerse presentes en estos movimientos.  No estoy propugnando la formación de un partido ni nada que se le parezca, sino la coordinación eficiente de lo que existe, ya que, sin una organización que funcione, las ideas són estériles. Esto ya nos lo advirtió Gramsci hace muchos años.
Entiendo, en segundo lugar, que necesitamos también insistir en la información y la formación, todas y todos. La situación es compleja y, además de interesantes libros y artículos puntuales, es preciso conocer de forma clara todas las preguntas y todas las respuestas al respecto y también todos aquellos datos más relevantes. No podemos vivir en una sopa de ideas. Independientemente de la información, formación y reflexión de cada cual, hace falta una especie de  manual de uso concreto, que permita comprender la realidad económica y política de una forma global y nos permita trasladar ese conocimiento a nuestro entorno, que arme nuestras razones con datos y argumentos accesibles a todo el mundo. Yo lo necesito. Y hay personas suficientemente capacitadas para elaborarlo y elaborarlo en esos términos. Entiendo que les resulte más tentador dedicarse a labores intelectualmente más satisfactorias, pero en estos momentos necesitamos también, y de forma preminente, un instrumento didáctico, en el mejor sentido de la palabra, básico y contundente. Quienes pueden hacerlo, lo saben.
También necesitamos, en tercer lugar, aprender a usar bien las redes sociales y conjurarnos para ello. Es conveniente que quien sepa sacarles el máximo provecho elabore también un manual de uso al respecto, igualmente claro, consensuado y ampliamente difundido. Entretanto, debemos fomentar la información, el debate y la relación horizontal en ellas. Lo cual implica, por una parte, estar en contacto, -tal vez mediante grupos abiertos de una forma preferente-;  pero implica también un ejercicio de responsabilidad personal para acostumbrarse a leer y a debatir y no sólo a publicar, para pensar dos veces, antes de enviar algo a la red, si realmente tiene un interés colectivo; para usarla con moderación, porque, cuando alguien está mandando siete u ocho entradas diarias a un grupo de facebook, por ejemplo, está marginando la información previa de muchas compañeras y compañeros y esto, aparte de la desconsideración, es inoperante. La red debe ser dinámica y sustantiva, sin que esto implique que nos privemos de la mordacidad que a veces nos alegra la vida.
Es igualmente necesario, respecto a la red, disponer de información veraz sobre la eficacia de campañas como las que proponen Actuable o Avaaz, y veraz quiere decir no basada en la opinión o en un artículo de ignota procedencia, sino contrastada y consensuada.
En cuarto lugar, creo que nos es imprescindible saber y determinar qué podemos y debemos hacer por nosotras y nosotros mismos y qué se debe exigir que sea defendido por la oposición llamada de izquierdas que, si quiere recuperar alguna credibilidad, tendrá que escucharnos y hablar un lenguaje distinto al del gobierno -cosa que ya les debe parecer que hacen, pero que nosotras y nosotros sabemos bien que no-. Porque es a la oposición de izquierdas a quien corresponde, por ejemplo,  plantear la necesidad de crear un fondo de empleo social, o de recuperar la ley de contrato indefinido para los alquileres y exigir que los inmuebles vacíos pasen a formar parte de un estoc  general de viviendas en alquiler -puntos que ya traté en otras entradas pero que estoy dispuesto a desarrollar con mayor detalle-. También es a la oposición de izquierdas a quien corresponde exigir un inventario de todas las infraestructuras inútiles o infrautilizadas que se hicieron durante todos estos años con nuestro dinero  y preguntar, o proponer, qué se va a hacer con ellas, cuál ha sido su coste y a quién es imputable para que toda la población lo tenga muy claro. Como debemos tener claro qué adeudan al erario público -qué nos adeudan- los bancos y las empresas que han sido rescatados.
También debemos exigir a la oposición de izquierdas que propongan medidas contundentes de reducción del gasto público en los propios organismos del estado -mucho antes que en la sanidad y en la educación-. Que propongan acabar ya con el senado y con las diputaciones y con entidades tan superfluas como los consells comarcals en Cataluña y entes similares, o con una sobreinflación de municipios que multiplica los gastos, y propongan substituirlo todo por mancomunidades ad-hoc que asuman únicamente, donde haga falta y a iniciativa de la población y los ayuntamientos, las funciones comunes necesarias. Y, en caso contrario, que nos expliquen claramente qué razones hay para no hacerlo que no sean el propio interés de quienes con ello se lucran. Que propongan acabar también, en un estado laico, con la financiación de la Iglesia Católica, que cada cual se pague sus creencias. Y, sobre todo, aunque sea principalmente por una cuestión de imagen e higiene democrática, que propongan aplicar a los políticos las medidas de austeridad que se están explicando desde la función pública: que ningún político pueda cobrar más ni tener otros privilegios que un funcionario del máximo nivel, ya que, al fin y al cabo, eso es lo que son. Y todo esto, que deben hacerlo en los respectivos parlamentos, tiene que llegar también alto y claro a la opinión pública. Tenemos un hartazgo que provoca náuseas de autismo fáctico de la democracia palamentaria.
Finalmente,  por nuestra parte, debemos ser capaces de abordar conjuntamente las acciones que más contribuyan a cambiar realmente este mundo caótico y sin esperanza, atenazado por el capital financiero. Las manifestaciones son útiles cuando son útiles, como la lucha contra los deshaucios o la ocupación temporal o permanente de deteminados edificios o servicios. Pero no todo acaba aquí. Con las cartas sobre la mesa  y siempre dentro de la no violencia y la legalidad, hay muchas otras acciones que, en un momento u otro, pueden ser más adecuadas, como las manifestaciones o los boicots selectivos y temporales dirigidos a determinadas empresas o instituciones, la información amplificada sobre las prácticas abusivas ejercidas por unas y otras -con números y datos-, peticiones masivas a instituciones como el defensor del pueblo y similares, denuncias colectivas, campañas en internet, cartas al director en publicacones extranjeras, etcetera. No voy a agotar aquí ni mi imaginación ni la de quienes lean este texto. Si nos organizamos bien, con pragmatismo, con las ideas claras y siguiendo principios de oportunismo y posibilismo estratégico, estoy seguro de que somos capaces de desarrollar una enorme creatividad.
Así pues, mi llamamiento se puede resumir  en cuatro palabras o conceptos clave: organización; formación-información (o información formativa, si se quiere); comunicación-coordinación; y acción selectiva (directa e indirecta).
Yo creo que si nos centramos en estos puntos y estas necesidades podemos avanzar mucho. ¿O es que nos vamos a seguir quejando y a esperar directrices de alguien?

10 comentaris:

  1. El Movimiento social,en cuanto sea amplio y extenso es político y debe configurarse como una opción de poder, con vocación de poder, cada cosa a su tiempo.La forma de un estado de organización permanente, con funcionamiento de grupos de personas, con unas tareas que se auto propongan el crecimiento numérico de participación medible.

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  2. Un buen artículo que me da que pensar.
    ¡Gracias Llorenç!

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  3. Muy bien, añadiría también, la necesidad de perseguir el fraude fiscal (16.000 millones de euros en Cataluña, 80.000 millones en toda España)y una reforma fiscal, no puede ser que paguen más impuestos las rentas del trabajo que las del capital. Así como, no podemos seguir permitiendo que quien más tiene pague menos con instrumentos financieros como las SICAV, que tributan al 1%.

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    1. Sí, y más cosas, eso forma parte de ese tipo de actuaciones que no podemos hacer directamente sino intentar forzar a la izquierda que lo convierta en badera de sus programas y lo exija machaconamente en el parlamento. aunque, hasta donde yo sé, el proceso, aunque se hiciera es muy lento.

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  4. Como por ejemplo el Sr.Prats, ex-director del ICS que no hizo la declaración de la renta.

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    1. Que no tiene nada qye ver conmigo ni por activa ni por pasiva, que quede claro, qie eso de los nombres es muy traidor.

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  5. Lo encuentro genial el articulo.

    Yo me pregunto, con las leyes del actual sistema, se puede luchar contra el mismo sistema? Si es así o que nos interesaria tambien es tener la ayuda de un "abogado" o alguien que sepa de éstas, para que nos indique las vias y soluciones para varios aspectos denunciables, a ello me refiero por ejemplo, al enchufismo, a como poder llegar a modificar las leyes como ciudadanos (Estudiando por internet me he dado cuenta que las leyes las cambian solo los de arriba, pero igual me equivoco),etc.

    Seria interesante la creacion de un partido politico empezado únicamente por ciudadanos, que no tengan afiliaciones políticas actualmente, en el que se conseuen las cosas?

    No se, propongo ideas, todo ello plasmado en una pagina que se divulgue a nivel nacional mediante las redes dociales, el boca a boca, ...

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  6. Abogados hay, los ha habido en el movimiento del 15 M desde el principio. El problema sigue siendo de organización. No se pueden cambiar leyes (como mucho puedes promover una iniciativa popular para que entre en el parlamento, aunque después se la pueden pasar por el forro, pero sí denunciar cosas, aprovechar rendijas.
    La idea del partido político ya ha surgido y estos días se ha plasmado en una iniciativa que se llama GUIA. Si quieres búscalos por facebook y pide adherirte, sino contáctame a mi en facebook y yo te contacto con ellos. Yo lo apoyo pero me parece una cosa más, porque, aunque estuviéramos toda la gente que está en contra de las políticas actuales, como mucho sacas uno o dos escaños y ¿qué haces desde ahí? La intención es buena...
    En la próxima entrada seguiré hablando de organización y una de las ideas que tengo in mente es precisamente proponer que creemos una web colectiva e interactiva. Ya lo explicaré, aunque parece que la dinámica de que cada uno vaya a su bola es difícil de romper. Lo comentamos en unos pocos días, gracias por participar.

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  7. Pensamiento: "El 15-M, como mínimo, ha servido para que todos nos hagámos preguntas, y que también hagámos preguntas a los demás (preguntas que antes ni nos hacíamos, ni hacíamos a los demás). El 15-M ha significado algo así como un despertar. Ha cambiado bastante las mentes de muchos, y noto que las conversaciones sobre asuntos socio-político-económicos, a nivel tertulia de primera mano, han tomado un cáliz de independencia. De las personas que conozco, y con las cuales converso, ya nadie habla de política desde una afiliación de ideas con un partido político. Ahora la gente expresa su descontento en contra de cualquier política establecida, sea esta de la ideología que sea. Una nueva conciencia está tocando las mentes de los ciudadanos, y eso, tarde o temprano, tendrá su repercusión. La gente ha despertado. Hemos despertado. Ya era hora".

    David

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