dimecres, 15 de febrer del 2012

Sociedad Indignada, una iniciativa global

De ésta salimos juntos o no salimos. Como era previsible, la situación sigue empeorando por momentos. La reforma laboral generaliza el despido libre y prácticamente gratuito y no va a servir en absoluto para reducir el paro en la medida en que no hay crédito, producción ni consumo. Es un disparate. Por otra parte, la Unión Europea nos recuerda lo mal que estamos y señala como puntos más críticos el paro -como si no lo supiéramos- y la deuda privada, o sea que, encima, la población de a pie vamos a ser los responsables de la debacle económica porque estamos endeudados hasta las cejas y no pagamos. Pues que alguien se vaya olvidando de cobrar porque la población está exangüe. Nuestro problema no es ya pagar las deudas a quienes con su codicia amasaron grandes fortunas, sino intentar sobrevivir cada día.
Esto, lo he dicho mil veces, no es una catástrofe cósmica, sino un atraco a mano armada donde unos se han enriquecido y se siguen enriqueciendo a costa de otros y no quieren renunciar  ni al último céntimo.
Desde hace mucho tiempo, pero por lo menos desde hace un año, o, si se prefiere tomar la fecha emblemática, desde el 15 M, la vanguardia de nuestra sociedad, formada sobre todo por jóvenes sin futuro a los que nos sumamos mucha más gente siguiendo su ejemplo, estamos denunciando esta sangría, esta merienda de negros en que se ha convertido el capitalismo. Y esto lo hemos hecho y lo hacemos en la calle, en las redes y donde encontramos una rendija.  El pasado lunes, la gente de Telenoika, aprovecharon valientemente el foro de los premios Ciutat de Barcelona para denunciar a una administración corrupta, al servicio del capital financiero y decirles a la cara que no nos representan. Hay muchos grupos y muchas iniciativas surgidas de esta vanguardia social. Quizás demasiadas. Creo que era Diego Jódar quien decía que pasamos de la anorexia a la bulimia de acciones, con un calendario tan apretado de convocatorias diversas que es difícil seguir. Txema Fuente escribía que la proliferación de grupos con objetivos muy similares hacía cada vez más difícil la coordinación. Yo ya pedía en Cosas que podemos y deberíamos hacer que nos organizásemos de una manera conjunta, que sumásemos nuestras fuerzas en una sola estructura, con todas las sensibilidades que se quiera, pero con la capacidad de encontrar denominadores comunes que nos permitieran organizar campañas a gran escala. Nada.
Pero no es esto lo que más me preocupa, pienso que cuando haya una convocatoria masiva del tipo que sea, toda la gente que estamos en estos grupos responderemos a ella y nos encontraremos, aunque sea puntualmente. Lo que me preocupa es el resto de la sociedad, personas como nosotras y nosotros pero que, por miedo, por la sensación de que no hay nada que podamos hacer para canviar las cosas, porque aún tienen algo que perder o porque ya han perdido hasta las fuerzas, las ilusiones y la confianza, se quedan en casa, van al trabajo si lo tienen, se sientan muy legítimamente ante el televisor para abstraerse de sus penas, y esperan. A veces me recuerdan las ejecuciones colectivas de cualquier genocidio al borde de una fosa común. La gente no corre, ni da la cara, ni se lía a hostias con sus verdugos… espera pacientemente el tiro en la nuca.
Pues bien, eso se tiene que acabar, porque sino se acaba, si no somos verdaderamente legión, no conseguiremos nada. Pero para movilizar al conjunto de la sociedad, para tener realmente una sociedad indignada, necesitamos organizar acciones colectivas de baja intensidad, a las que pueda sumarse mucha gente sin temor a ninguna radicalidad en las formas. Si la gente en general ni tan siquiera acude a las manifestaciones ¿cómo queremos que se una a acciones más comprometidas? Hay que hacer trabajar la imaginación y concebir acciones que, sin riesgo ni grandes esfuerzos, consigan efectos de gran visibilidad. Que el silencio de las personas que sufren tanto como nosotras y nosotros, pero desde casa, no se pueda interpretar por parte del gobierno y de los poderes económicos como conformidad o resignación.
Los mensajes que surgen de los numerosos grupos de facebook no ayudan. Si alguien se acerca a ver si puede aportar su granito de arena se debe espantar: “Huelga general indefenida”, ¡por dios! Si organizar un huelga general puntual, de un día, ya sería enormemente complicada y tendría un incierto seguimiento. La gente no se puede permitir, excepto los cinco millones que ya están en huelga forzosa, prescindir de sus menguados ingresos. Y una huelga general puntual no sirve para nada, el gobierno ya la tiene prevista. Lo dijo el mismo Rajoy. No, no es a base de proclamas incendiarias utópicas, ni de ruido en la red -hay mucho, mucho: cosas que se publican tres y cuatro veces, asuntos de lo más variopinto, mucha gente que habla y poca que escucha,  y muy poco debate sosegado- como vamos a conseguir pasar del 15 M a la sociedad indignada, como decía en mi última entrada. Debemos reunirnos personas que compartamos esa inquietud y trabajar, con imaginación y sensatez, para sumar a esta causa, que es colectiva, al mayor número de personas posible.
A estos efectos, personalmente, me propongo hacer dos cosas.
1.- Convocar una reunión en Barcelona con todas aquellas personas procedentes de nuestro movimiento, o no, que estén interesadas  en trabajar en este sentido. Estoy en ello, intentando conseguir un lugar para reunirnos.
2.- Crear un nuevo grupo en facebook: Sociedad Indignada, con dos intenciones. Una, que me sugirió José Javier Cabrera, de Valencia, para coordinarnos con otros grupos que se puedan formar en el mismo sentido en otras ciudades y territorios. Y otra, para tener un espacio tranquilo en el que podamos compartir ideas, información sustantiva, mantener debates sin exaltación , dar a conocer iniciativas alternativas que con frecuencia se pierden en el marasmo de muros donde las aportaciones de todo tipo se suceden a gran velocidad. Ya conocemos la situación: con puntuales y oportunas excepciones, no necesitamos más viñetas, ni noticias de prensa, vídeos de toutube, quejas jeremíacas o brindis al sol. La intención de este grupo será que las ideas y el debate primen por encima de todo lo demás y que nos contengamos lo suficiente para tener ocasión de leer o comentar lo que opinan nuestas compañeras y compañeros. Es un grupo para gente que procede del movimiento general del 15 M, de los indignados, pero es un grupo, también, pensado para que se puedan encontrar cómodas en él todas aquellas personas que están realmente indignadas con lo que sucede pero no se ven participando en organizaciones o acciones formalmente radicales. Cuando leáis esto, el grupo ya estará formado y os invito a todas y todos quienes os sintáis representados por esta necesidad de gran movilización social y de sosiego en las formas a participar en él, independientemente de vuestras otras adscripciones si las tenéis, y os invito a que invitéis también a  amigos, conocidos y saludados, como decía Josep Pla, a todas aquellas personas que penséis que quieren hacer algo y aquí, a diferencia de otros grupos, se pueden sentir cómodas.

                                         SOCIEDAD INDIGNADA

Parece que esté contradiciendo la reflexión de Txema Fuente, a la que me he adherido, pero no es así, la intención de esta nueva iniciativa es la misma del conjunto del movimiento del 15 M, pero sus pretensiones de movilización de capas más amplias de la población y su voluntad de moderación en las formas y en las acciones que puede propiciar, la distinguen de otros grupos. Por decirlo gráficamente, mi idea es que si un dia conseguimos reunir un millón de personas para expresarse contra las medidas del gobierno y la dictadura del capital, aunque sea en una fiesta familiar o colgando una sábana en el balcón, eso tendrá más impacto que cualquiera de las manifestaciones que hemos hecho hasta ahora, y que seguiremos haciendo. Que me demande Amaral, pero hay que mirar de frente a los ojos de nuestro vecino o vecina, o compañera de trabajo, o… y decirle rotundamente: sin ti no soy nada.