dijous, 9 de febrer del 2012

Del 15 M a la Sociedad Indignada

Está entrada tiene un carácter eminentemente pragmático. Esta en la línea de las entradas anteriores sobre la preocupación por la pasividad social y también por la necesidad de organización, información-formación, coordinación y acción, pero se se centra en proponer explícitamente acciones concretas y continuas que sean asumibles por una amplia mayoría de la sociedad, que comparte el malestar e incluso la indignación de los grupos más activos, pero no está dispuesta a asumir el mismo nivel de riesgo ni de esfuerzo que éstos, ni tan siquiera, tal vez, se sienta lo suficientemente motivada, o convencida de su eficacia, para acudir a una pacfica manifestación.
Intenté explicar por qué sucedía esto, a mí entender, en la entrada titulada ¿Por qué no se moviliza la gente? , pero, trascendiendo aquella reflexión, aquí quiero proponer que, más allá de los grupos surgidos del 15 M  y de sus precuelas y secuelas, la sociedad en general, el pueblo, integrado por todas aquellas personas mayoritariamente y directamente perjudicadas por la dictadura del capital financiero y la política de recortes de todo tipo, tome la palabra, adquiera presencia y protagonismo. Los y las militantes de los grupos de la galaxia 15 M también, pero no sólo ni principalmente: toda la sociedad. Porque esto nos afecta a todos y a todas. Alguien escribía en un comentario que la gente no se moviliza porque tiene miedo, ya que todo el mundo tiene, aún, algo que perder. Hay que girar este razonamiento al reves: todos y todas debemos movilizarnos precisamente para recuperar lo mucho que hemos perdido y para no perder lo que aún nos queda.
¿Esto servirá para algo? Estoy absolutamente convencido de que sí en la medida en que se transforme en un movimiento global, no sólo de una vanguardia ni sólo de un país, sinó, por lo menos, de todo el mundo capitalista. Hay que visibilizar que la sociedad entera está harta y dice ¡Basta!  Quien calla, otorga. Y esto hay que hacerlo mediante medidas elementales pero eficaces, que no supongan riesgo ni ningún esfuerzo particular y, por tanto, puedan ser asumidas por la mayoría.
Voy a exponer tres que, a mi parecer, pueden ser simples, eficaces y mayoritarias, una continua, una periódica y una puntual.

1.- Edición y distribución masiva de chapas con las tijeras cruzadas por la señal de prohibición.  Se trataría de editar masivamente chapas con esta señal e incorporarlas a nuestra indumentaria, cuando se pueda y donde se pueda, pero lo máximo posible. Yo llevo una chapa de esas características permanentemente puesta y, aparte de no haberme procurado ningún problema y de lanzar un mensaje público en contra de la actual situación económica, ha hecho que personas de mi entorno preguntaran por ella, ya sea por cómo conseguirla o dando pie a iniciar una conversación entorno a los recortes y la política económica del gobierno y de la UE. El efecto es multiplicador. ¿Por qué esta chapa y no otra? Por su elevado  valor simbólico. Su nitidez la hace fácilmente reconocible como referente simbólico y, por otra parte, se presta a todo tipo de interpretaciones dentro del mismo campo semántico de oposición a las políticas capitalistas ultraconservadoras: no más recortes en sanidad, en educación, en servicios públicos en general, sí, pero no más recortes de nuestros derechos también, no más recortes de nuestro derecho al trabajo, de nuestro derecho a  la vivienda, no más recortes de la democracia… no más recortes, en fin, a nuestra dignidad, y así sucesivamente.  El poder de los símbolos es que no tienen un significado cerrado y por eso son especialmente eficaces aquellos que se refieren a un universo amplio donde todo el mundo puede sentirse identificado con aspectos diversos. Quienes tengan más edad, recordarán una campaña y un referente similar: las pegatinas sobre la libertad de expresión que se usaron cuando la compañía de teatro Els Joglars fue encausada por representar la obra La Torna.



Por supuesto, esto requiere un mínimo de organización, hay que editar las chapas, pagarlas y distribuirlas, declararlas libres de derechos -que los abogados nos digan cómo- para que nadie las pueda reclamar como propias. Pero esto no debe ser difícil. Las chapas deben ser lo más baratas posibles, pueden producirse en uno o más centros del país y distribuirlas en cajas a quienes puedan financiar inicialmente un cierto número (cien, mil, diez mil…) y desde cada punto distribuirlas, regalando, vendiendo a precio de coste o vendiendo a la voluntad para financiar más chapas. La idea sería, en un plazo no muy largo de tiempo, chapear el país.

2.- Apagones selectivos para conmemorar doce meses de luto. Había pensado inicialmente en 55 semanas de luto, pero temo que esto disminuyera el seguimiento, lo dejo abierto. Si conmemoramos doce meses de luto, vamos a dedicar cada mes a un tema: luto por el empleo, luto por la sanidad, luto por las pensiones, luto por la vivienda, luto por la educación, luto por la democracia, etc. Y, por lo menos -se pueden unir otras acciones relacionadas con el luto del mes a ésta-, vamos a hacer un apagón total de luces un día determinado del mes, el 12, por ejemplo, el día en que Zapatero anunció el primer paquete de medidas contra los derechos de la población y el estado del bienestar, o el 15, como fecha conmemorativa del 15 M. Cinco minutos de apagón total, a las diez, o a las once de la noche, por ejemplo (una hora antes en Canarias y si se hace en otros países a la hora que les convenga), en todas las casas, establecimientos, en el alumbrado público de las instituciones y ayuntamientos que se apunten. Cinco minutos no es nada, pero, aparte de los efectos colaterales que pueden tener en las eléctricas, que en este caso no es el objetivo, es una forma condunte, si se sigue de forma masiva, de visualizar que, efectivament, somos muchos y muchas más de lo que dicen y quieren. Imaginad la fuerza y los ánimos que puede dar asomarse a la ventana y ver en la vecindad cada vez más casas con las luces apagadas en ese día y hora. Que si el primer més hay pocas, los vecinos pregunten y se vayan añadiendo… un mundo que se manifiesta cada més con cinco minutos metafóricos de oscuridad.

3.- Celebración de la primavera con un lanzamiento masivo de globos. No todas las medidas tienen que ser tristes, podemos manifestarnos también el conjunto de la sociedad con una actividad lúdica y positiva. El domingo 22 de abril, a las 12 del mediodía, vamos a organizar convocatorias por todo elpaís, por toda Europa o por todo el mundo si es posible, a partir de grupos locales o territoriales, para reunirnos en la elevación más próxima, cada cual con un globo con una pegatina o un papelito en el que haya escrito un lema, un pensamiento sobre la situación que vivimos y vamos a soltarlos todos a la vez al cielo para que vayan a parar donde los lleve el viento y sean recogidos por otras personas. Que sepamos que alguien, no sabemos quién ni desde dónde, está pensando en todos y todas, en ti y en mí, y nos manda un mensaje: temo el silencio de los buenos, escribiré yo siguiendo el lema de un grafiti que corrió por la red y que he hecho mío, y que cada cual escriba lo que quiera, miles de mensajes volando por los cielos y llegando a manos de no se sabe quien. Eso requiere también una cierta organización, para montar los grupos, para disponer de globos que vuelen, para asegurarnos de que no suponga ningún problema de seguridad… pero no parece nada complicado y es una ocasión lúdica de encontrarnos y manifestarnos, de niños y niñas hasta mayores y compartir además la alegría de estar juntos y todo lo demás que la situación, la voluntad y la imaginación conlleven.

Lo dejo aquí, son sólo tres ideas entre centenares, pero lo importante ahora no es simplemente lanzar ideas, sino llevarlas a cabo para convertir a la sociedad, a la población, en protagonista activa de un proceso en el cual parece que sólo se le ha reservado el papel de víctima.
Ahora, si estas propuestas os parecen pertinentes es hora de ponerse a trabajar para hacerlas posibles ¿Quién puede aportar qué recursos? ¿Solucionar qué trámite? Vamos a encontrarnos por lo menos grupos de personas dispuestas a llevarlas a cabo y hablamos. Manifestaros aquí, o en facebook, y crearemos eventos en las distintas ciudades y poblaciones. Necesitaremos locales para encontrarnos, quien pueda que los ofrezca. Hagamos que eso, si os parece y como os parezca, sea el inicio de la transición del 15 M a la sociedad indignada. Una transición que no es en ningún caso la substitución de una cosa por otra, sino  una adición, la integración de todo un pueblo agredido en sus más elementales derechos y en su dignidad. Y si las propuestas os parecen oportunas, tomad este texto y pasarlo, es vuestro, son vuestras, de todos y todas, yo sólo lo lanzo¡Vamos allá!