dimecres, 30 de maig del 2012

¿Vale la pena?

Sin duda alguna la noticia más destacada de la semana es el rescate de Bankia por parte del Estado. Pelillos a la mar. ¿Es un rescate? ¿Es el Estado?... Las palabras siempre importan, pero, en este caso, los hechos son tan graves que no me voy a entretener en ellas.
Bankia es la institución financiera del PP por excelencia, en su núcleo duro están dos de sus entidades más especulativas y comprometidas con operaciones inmobiliarias y eventos delirantes, CajaMadrid y Bancaja. Bankia ha estado en manos de los dirigentes autonómicos del PP y en ella se refugian, según dicen, muchos de sus antiguos altos cargos. Cuando se produjo la fusión, Bankia pasó a ser dirigida por el megaministro de economía de Aznar y prófugo expresidente del FMI, Rodrigo Rato.
Ahora, el Estado tiene que invertir 20.000 millones de euros -mil millones arriba, mil millones abajo ¿qué más da?- para rescatar a Bankia. Esto, como se ha venido diciendo, es tanto como lo que se ha recortado en sanidad y educación en toda España y equivale a que todos los españoles, todos, desde los recién nacidos a los más ancianos, los enfermos terminales, los homeless, los parados, los presos, los pensionistas… incluso los ricos, aportemos, en la práctica, algo más de quinientos euros por cabeza para llevar a cabo la operación. No, no se preocupe, no se los vendrán a pedir, los tomarán directamente de sus impuestos o de las prestaciones a las que usted tiene derecho.
Eso ha provocado que Standar&Poor rebajará la calificación de la mayoría de los bancos españoles a la categoría de bono basura y que la prima de riesgo aumentara por encima de los quinientos puntos. Que dices “bueno ¿y qué?”. Nada, si no fuera porque el gobierno y los bancos van a tener que seguir pidiendo dinero prestado, entre otras cosas para salvar a Bankia, y tendrán que ofrecer un mayor interés para que alguien les compre la deuda. Por cada punto de interés se calcula que el Estado paga de más a los especuladores financieros unos 12.000 millones de euros, que, por supuesto, van a repercutir negativamente sobre nuestra ya menguada calidad de vida.  O no, tal vez se los prestará el BCE, pero entonces las condiciones serán de hecho las mismas que en una situación de “intervención” del directorio europeo, y ya mos podemos atar los machos porque lo que hemos vivido hasta ahora nos va a parecer de risa.
Además, informa el N.Y. Times que, en el último año, han salido de España hacia la banca extranjera  41.000 millones de euros en depósitos bancarios, y que se cierne sobre nosotros un peligro inminente de corralito.
¿Quién va a responder por todo esto? Nadie, por supuesto. Se ha dado prisa en aclararlo el nuevo presidente de la entidad -Bankia-, que, como primera provisión, se ha asignado un sueldo vitalicio multimillonario. Según él, y según el gobierno, nadie de la antigua cúpula de la entidad que salió a bolsa a bombo y platillo como abanderada de la fortaleza de la banca española, tiene que responder ante nadie ni van a perder sus escandalosas jubilaciones. Son… cosas que pasan, si hay que buscar culpables más bien serían Zapatero y Fernández Ordóñez, que dejaron que las cosas llegaran hasta aquí. Pero, vamos, no van a insistir tampoco por este lado.
También ha remarcado el nuevo presidente otro punto significativo: no hay que devolver nada de los 20.000 millones que ponga el gobierno, porque de hecho son una inyección de capital. Con lo que, de facto, Bankia se convierte en una entidad pública. Hasta que se sanee y se devuelva a manos privadas, por supuesto, para que puedan continar con sus negocios, pero ahora sin riesgo, oiga, ¡que todos nos podemos equivocar!
¿Y qué pasaría si se dejara caer a Bankia? ¿si se aseguraran tan sólo los depósitos hasta 100.000 euros, y el resto que cada cual asumiera sus pérdidas? Eso no lo explican con tanta claridad. Por supuesto, según ellos, se produciría algo así como el Armaggedon, pero no especifican ni por qué ni cómo. En los Estados Unidos de América, peligroso país comunista como todo el mundo sabe, se dejo caer por lo menos un banco que yo recuerde y no paso absolutamente nada. Pero aquí sí, parece que la amenaza sería muy grave. Debe ser que los ricos también lloran.
Con ser tan grave, el asunto de Bankia no es lo único que ha pasado estos días, pero yo creo que ya no tenemos suficiente capacidad para procesar la realidad. Fíjense:
El presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, que se gastaba el dinero público en lujosas vacaciones en Marbella, dice que ni va a dimitir ni va a dar explicaciones a la prensa. IU pide que comparezca en el parlamento y el PP anuncia que vetará la comparecencia. Cinco mienbros del CJPG han votado a favor de la dimisión de Dívar, ¡pero siete a favor de la dimisión del vocal que destapó el asunto!
Rubalcaba se reúne con Rajoy con ánimo “de llegar a acuerdos”. Izquierda Unida les acusa de quere salvar a los bancos, pero a la vez se mantiene fuera del gobierno del PSOE en Asturias para no tener que mojarse y plantar cara desde dentro, que es muy sucio y el carbón va fatal. Eso sí, Rubalcaba aprieta a fondo para que la Iglesia pague el Impuesto de los Bienes Inmuebles ¿albricias? No, sólo de aquellos que no se destinan al culto, no vayan a molestarse sus eminencias.
Por cierto que, mientras el obispo de Alcalá de Henares alerta sobre la revolución contra la familia natural y un foro ultraconservador llama al regreso de la mujer al hogar, en el Vaticano, en una especie de Wikileaks apostólico, el mayordomo de Ratzinger es detenido con una maleta llena de documentos que atestiguan casos de prevaricación y “mala gestión”.
Como en el PP, donde Ricardo Costa y el Secretario de Turismo de la Comunidad Valenciana vuelven a estar imputados y donde el Tribunal de Justicia de Madrid ha tumbado la reconversión exprés de los terrenos de Alcorcón para instalar el complejo de Eurolasvegas. Esperanza Aguirre no se arredra, no sólo tiene ya otros terrenos en la recámara, sino que le da tiempo de echar gasolina en una final de la Copa del Rey en la que las aficiones vasca y catalana, ejemplares en todo momento, se acordaron de su madre y ejercerieron sus derechos pasando de ella, que hasta les había puesto una manifestación neonazi para amenizar la cosa, bajo el lema de “Madrid será la cuna del fascismo”. Tal como están las cosas…
Por cierto, si Madrid obtiene al fin la nominación olímplica para el 2020 y se instala en sus alredores la faraónica ciudad del juego ¿quién cargará después con las garantizadas pérdidas multimillonarias? ¿Haremos otro rescate?
Continuar con los desmanes del gobierno y de los representantes del capitalismo financero sería el nunca acabar ¡en una sola semana! Podríamos hablar de Wert, Floriano, Lagarde… y tantos más, personajes prepotentes y desprovistos de cualquier otro valor que no sean aquellos que les ha inculcado el cargo que desempeñan y para quien lo desempeñan. Pero ¿para qué vamos a seguir? Todo es lo mismo, episodios de una misma historia de la masacre de la minoría de los ricos y los poderosos del mundo y de sus sirvientes sobre el resto de la población.
Ante eso uno se pregunta: ¿vale la pena hacer algo? Por lo menos algo tan pacífico y civilizado como escribir…
Vengo escribiendo en este blog cada semana desde el pasado otoño, siempre con la misma intención de contribuir, con la reflexión y con ideas, sugerencias y peticiones, a que el innombrable ultraje que están inflijiendo en nuestras vidas dé paso a la manifestación del malestar, de la indignación, del cabreo… a acciones colectivas, a estrategias políticas… y no he conseguido nada. Claro que sólo es un blog, además de alguna intervención en facebook y alguna acción colectiva que ha resultado ser apenas testimonial, pero también es mucho tiempo y esfuerzo invertido no sé muy bien a fin de qué. Los artículos del blog tienen un promedio de trescientos lectores y lectoras, personas, pienso, que básicamente ya saben lo que explico y lo comparten. Más allá de esta modestísima influencia, está el desierto.
He intentado promover una especie de manifestación permanente, hacer que nuestro cabreo se viera no sólo en las manifestaciones, sino en el día a día, que lo pregonaramos a los cuatro vientos, aunque fuera simplemente luciendo una camiseta o una chapa, llevando a cabo alguna acción coordinada… nada. He pedido que hablaran nuestras paredes, que todos esos lemas ingeniosos y contundentes que corren por internet salieran a la calle y llenaran nuestras ciudades no sólo los días de manifestación… nada. He pedido, por activa y por pasiva, unidad y organización, del propio movimiento del 15 M, por llamarlo así, y de éste con los sindicatos y los partidos de izquierda, sino con sus cúpulas, por lo menos con sus bases… nada. He rogado que se reunieran los mandarines de todos los movimientos, sindicatos y partidos opuestos a la dictadura del capital financiero para pactar unos mínimos consensuables… nada.
Y al final, ya, me pregunto si, aparte de mis amigos y amigas físicos y virtuales, alguien me escucha, y si no debo hacer como otros nombres (que los seguidores de facebook tenemos en la cabeza) y desaparecer, no sé si para luchar en otros frentes o para crearme un mundo personal lo más distante posible de la realidad social, porque vas mirando y escuchando una y otra vez, fuera de los circuitos virtuales, a tu alrededor y no puedes dejar de cuestionarte… ¿vale la pena?... ¿vale la pena?