dissabte, 10 de novembre del 2012

Carta de Catalina Valverde a un amigo gallego

“Amigo Javi,

A ver si sé explicarte de manera clara y sin líos todo lo que llevo en la cabeza con respecto a la independencia de Catalunya. Te voy a explicar cosas que quizá son inconexas pero que, en su conjunto, te darán una idea general.

A ver por dónde empiezo...

Bueno, empezaré por decirte que el tema independentista, hoy en día, no es tanto una cuestión identitaria como económica. Siempre ha habido un pequeño poso de independentismo, pero muy leve. La crisis y los bocazas del gobierno, y su falta en cumplir los compromisos con Catalunya se han encargado de hacer el resto. Vamos, que el PP es una fábrica de independentistas.

Que en Catalunya no sólo hay catalanes de pura cepa (son los menos), sino gentes venidas en los tiempos de la inmigración, de todas partes de España: andaluces, gallegos, murcianos y un largo etcétera. No se les ha regalado nada, porque nadie regala nada, pero han tenido oportunidades  y se han quedado... y no nos hemos peleado. Yo soy nieta de andaluces, por ejemplo y jamás, jamás, ningún catalán de pura cepa, me ha mirado por encima del hombro. Aquí hay convivencia.

En la escuela, la enseñanza que me dieron sobre la historia de España se limitó a los Reyes Católicos y Cristóbal Colón, y poca cosa más. Por lo tanto, como que ni soy universitaria ni he estudiado la historia de Catalunya, no te puedo dar ninguna explicación absolutamente cierta de si Catalunya fué reino o no. Y es más, si oyes a los de la meseta castellana dicen una cosa y los de aquí dicen otra... así que no puedo dar una opinión cierta ni defender nada. Pero sí que pienso que si tanto en Galicia como en el País Vasco, como en Catalunya hay un idioma que nos es propio (y por algo somos las comunidades históricas), alguna diferenciación debería haber con el resto de España ¿no te parece?

Desde los sucesivos gobiernos de España siempre se nos ha denostado, nos han llamado llorones, prepotentes y lo que les ha venido en gana, faltando muchas veces a la verdad. Naturalmente, el resto del país, las personas, se lo han ido creyendo. Tú sabrás, como yo, que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad ¿a que sí? ... Pues eso.

Y ahora más cosas que se me vienen a la cabeza: Habrás oído hablar del agua del Ebro que "los catalanes preferimos tirar al mar antes que repartir a otras comunidades" (¡qué malos que son los catalanes!). Pues bien, mira por donde tengo un consuegro que es de uno de los pueblos del delta del Ebro, y un día le pregunté qué era lo que pasaba, y me dijo: Mira, el río Ebro, cerca de la desembocadura, a ocho metros de profundidad, el agua es salina porque no recibe suficiente volumen de agua como para vencer al mar. Si en su camino se va vaciando de agua, en poco tiempo desaparece el río y el Delta del Ebro. Eso es lo que pasa... Pero claro, eso no lo explican desde el gobierno, se limitan a machacar lo malos que somos los catalanes, no les interesa decir la verdad.

Otra cosa: En julio del 2010 salimos a la calle un millón de personas, en Barcelona, en protesta por nuestro Estatut. Se hicieron unas modificaciones, aprobadas por el Parlament y luego por las Cortes. Llegó el PP, denunció, y lo que se había aprobado se echó para atrás. ¿Eso es democracia?... ¿Eso es respeto a las instituciones catalanas?... Con esto la gente empezó (empezamos, que yo soy independentista de hace dos días) a calentarse con el independentismo.

Más cosas: de un total de un 100% de inversiones que tenían que hacerse en Catalunya en el 2011, sólo se ha invertido el 36%, mientras que en otras comunidades (Madrid), se invirtió el 110%, o sea que no es que no haya dinero sino que se nos maltrata. Y no es que no queramos que Madrid esté bien... ES QUE NOSOTROS TAMBIEN QUEREMOS ESTAR BIEN, QUE PAGAMOS Y MUCHO.

Más: Desde que se inventaron las autonomías, el Estado adeuda a Catalunya un montón de dinero, cuya cifra no recuerdo y no me la quiero inventar, pero que si nos lo devolvieran, Catalunya no tendría déficit o al menos, no tendría el déficit que tiene.

¿Qué ha pasado con el déficit de Catalunya?: Muy sencillo, que si no llegaba el dinero de Madrid para pagar salarios, proveedores, subvenciones o subsidios, se tiraba de préstamos bancarios, ya que a la gente había que pagarla puntualmente, CUANDO NOSOTROS YA HABIAMOS ANTICIPADO ESE DINERO A MADRID.

Como que ya no se tiene crédito, por lo visto, según oí, existe un fondo de liquidez autonómico, que supongo que será como una hucha para emergencias, de las autonomías. Pues bien, el mes pasado la Generalitat pidió dinero de ahí, y como que "nos llegó tarde", hay  que pagar (no te lo pierdas), una multa a la Seguridad Social de ¡¡¡VEINTICUATRO MILLONES DE EUROS!!! No hay derecho.

Catalunya es, junto a las Baleares y Madrid, quien más aporta al Estado. Ignoro qué ocurre en las Baleares, y en cuanto a Madrid, imagino que como muchas empresas tienen sus sedes sociales en Madrid, cotizarán ahí.

Querido Javi, el problema del independentismo es una cuestión de dinero (sí, los catalanes peseteros, como si las cosas se pagaran o se hicieran con el aire), no es que nos queramos separar de las personas del resto de España. Yo no, al menos... y mucha gente que yo conozco, tampoco. 

El idioma, otra cosa... ¿por qué han de ningunearnos con el idioma de aquí?... Yo quiero que convivan el castellano y el catalán, al mismo nivel, porque son mis dos idiomas, y estoy orgullosa de ellos. ¿Qué tiene que decir el papanatas del Wert que hay que españolizar a los catalanes? ... ¡Que se vaya a su tierra y nos deje tranquilos!

Cuando aquí se eliminaron las corridas de toros, se lió la de Dios es Cristo... pero hace ya muchos años que se eliminó esa práctica en las islas Canarias, yo no oí nada... ¿Por qué no nos dejan tranquilos?

Y como esto, te iría desgranando un largo rosario de cosas que molestan y que hace que cada vez haya más independentistas. Te pondré un ejemplo, imagínate que vives con tu familia, a la que le entregas tu salario, y tu familia te lo administra. Y te dice que te dará tanto al mes, para tus gastos, y que el resto es para la familia. Tú dices que bueno. Pero llega el día y te dicen... oye...  que te pagaré más tarde... y además, te daré menos.... Y tú le dices... oye, pero es que yo tengo compromisos, y he de pagar... Y te contestan... oye, siempre estás llorando, pesetero, más que pesetero, que sin nosotros no podrías vivir... Y esto un año y otro... al final les dices... ¿sabéis que os digo?, que me voy, que me quedo mi dinero y que os den morcilla.  Y dice la familia... oye, oye... no seas idiota, que sólo no vas a poder vivir, ven que hablaremos... Y el otro, el tonto, les dice: ¿Ahora queréis hablar?... ¿Para qué?... ¿Para que volváis a hacer lo mismo? Pues no, me marcho. Es esto, Javi.

¿Que no podremos pagar las pensiones?... ¡¡CON SOLO EL DINERO QUE ENTREGAMOS A MADRID PODRÍAMOS TIRAR MILLAS!! Evidentemente, los primeros años serían duros porque habría que reorganizarse y hacer convenios con otros países, etc. Tampoco íbamos a atar los perros con longanizas, no soy tan ingenua, pero necesito, quiero creer en una mejor sociedad, y con los gobiernos que tenemos, lo llevamos mal. La alternativa a la independencia es quedarnos como estamos. Y la verdad es que la idea no me seduce nada.

Y ahora te hablaré del gobierno catalán. CIU es la derecha catalana, que como tal, mira para sus intereses, pero desde luego no es lo cavernícola que es el PP, ni mucho menos. De todas maneras, yo no les votaré, que lo sepas. Votaré a un partido de izquierdas, independentista, que todavía estoy por escoger.

Bien, Artur Mas, en su programa electoral, llevaba como promesa estrella el Pacto económico con el gobierno. Se trataba de pedir una "rebaja" en lo que Catalunya aporta al estado, y ya sabes que se le dió un rotundo NO. Días antes salimos el millón y medio de personas, de catalanes (aquí es catalán todo aquél que vive y trabaja en Catalunya), a los que nadie nos obligó a salir a la calle, en demanda de la independencia, producto del cansancio de años y años de sentirnos ninguneados.

Artur Mas llevaba una bala en la recámara, que éramos la gente que salimos a la calle. A su regreso, disolvió el Parlamento porque dijo que aquello que había prometido no podía llevarlo a cabo (el pacto económico). Ni Mas ni CIU nunca han sido independentistas, pero ahora se encuentran con una patata caliente en la mano, y algo tendrá que hacer. Muchos dicen que con los recortes había perdido peso y que ahora se sube al carro del independentismo. Es posible. Pero creo que ha hecho algo que Rajoy también tendría que haber hecho. Rajoy ya sabes que prometió el oro y el moro, no paro, no Iva, no, no, no... y está siendo sí, sí, sí... Rajoy entiendo que debiera dimitir, y no lo hace. Mas sí lo ha hecho, y también se le critica... MI opinión es que ha hecho bien, a pesar de que yo no le votaré.

No toda la población catalana está a favor de la independencia, aunque día a día y gracias a las cagadas del PP, se van sumando más personas. 

Y, vamos a ver… ¿por qué no dejan hacer un referéndum?... ¿Será que tienen miedo de que la "joya" de la corona se vaya y los deje en calzoncillos?... Porque, visto lo visto, no creo que sea para protegernos, cuando nunca jamás hemos sentido simpatía de parte de los sucesivos gobiernos...

Ahora quieren "hablar"... ¿ahora?... ¿después de más de 30 años?... Mira, no, ya se nos ha acabado la paciencia.

Y podría seguir con la gente de aquí, ese 28% de niños que están por debajo del umbral de la pobreza, que sólo comen lo que se les da en los comedores de la escuela.

Así que ni somos más guapos ni más listos (como me dijeron por el facebook). Estamos hasta los cojones.

En otra ocasión, intentando dar explicaciones me colgaron a continuación de mi comentario (en el face también), las corruptelas de algunos políticos catalanes, y la relación que mantiene el Barça con los emiratos árabes.... ¿Y eso qué tiene que ver?... Señores, no estáis entendiendo nada, confundís las churras con las merinas... Pero no hay forma Javi, la gente NO quiere entender, y no me cabe en la cabeza. Y por eso te agradezco infinito que, al menos, hayas intentado comprender, directamente, de una ciudadana de a pie, lo que pasa en Catalunya.

Naturalmente, tú puedes interpretar lo que he escrito como tu razonamiento te dé a entender, pero puedo asegurarte que lo que he escrito "va a misa". Y habrá personas que consideran que todavía podemos aguantar indefinidamente, y otras, como yo y unos cuantos más, que estamos hartos de aguantar.

Un abrazo y repito, gracias.

Catalina Valverde


PD.
En mi escrito anterior no pude darte la cifra que adeuda el gobierno español a Catalunya, que, aun sabiendo que era muy alta, no me acordaba de la cifra y preferí no dar números que no fueran ciertos.

Casualmente, esta mañana, en una tertulia en la que intervenía Manolo Millán, que fué del PP y que se salió porque es una persona coherente, se ha dicho que la deuda anual del gobierno con Catalunya es de (agárrate) 16.000.000.000 de euros. Multiplica esto por los 34 años de autonomías, y te dará un resultado de 544.000.000.000 de euros. Una cifra que marea, ¿verdad? 

No sólo es la deuda que va aumentando año tras año, sino que si el gobierno hubiera cumplido sus acuerdos con Catalunya, no sólo no seríamos la comunidad más endeudada, sino que, además, al tener este dinero en su momento, nos hubiera permitido invertir en Investigación, en carreteras, en la industria... y no nos pasaría, como ahora, que en las escuelas públicas no se sustituye a un maestro enfermo hasta que no hace quince días de baja, con el consiguiente deterioro de la enseñanza. Y esto es solo un ejemplo.”


dimecres, 7 de novembre del 2012

Verdades como puños

Vivimos una situación inédita en la historia de la humanidad: una ofensiva del capital que pretende quedarse absolutamente con todo. Esta no es una situación pasajera de la que nos vamos a recuperar. Al contrario, la situación dista mucho de haber tocado fondo y no lo hará hasta que toda la riqueza quede en manos de una reducida plutocracia -de los ricos extremadamente ricos- y la gran mayoría de la población quede reducida a una situación sustancialmente asimilable a la esclavitud  o a la servidumbre. De momento en Europa, después ya veremos. El objetivo final parece ser el dominio de todo el planeta para su exclusivo uso y disfrute. No hay ninguna esperanza de que las cosas cambien por su propia evolución.

A esa sumisión de la mayoría de la especie humana al capricho de unos cuantos no hay ninguna fuerza que se le oponga. Los políticos, en algunas ocasiones, forman parte ellos mismos de esta minoría plutócrata. Sin embargo, lo más habitual es que se comporten como una casta, que mantiene sus privilegios a cambio de ejecutar las políticas de genocidio gradual impuesta por los verdaderos gobernantes en la sombra: recortes de sueldos y servicios públicos, recargos en todo tipo de impuestos, máximas facilidades para despedir y contratar a precios ridículos, reducción o desaparición de todo tipo de prestación asistencial… y así sucesivamente hasta llegar a extremos aún inimaginables.

Los políticos llamados de izquierda ya hace mucho tiempo que aceptaron la supremacía del capital a cambio del supuesto mantenimiento de un estado del bienestar, que ahora se ha visto que era un espejismo que el capital ha liquidado -o está liquidando-  cuando ha decidido que no le reportaba ningún o insuficientes beneficios. Ahora, toda la izquierda socialdemócrata (que patético suena ese término) se ha quedado sin discurso y sus políticos deambulan como muertos vivientes, negándose a desaparecer, haciendo esfuerzos tan descomunales como inútiles para que la población no advierta que están huecos, que no tienen nada que decir, nada que hacer.

La izquierda parlamentaria que no ha adoptado el discurso socialdemócrata es testimonial y está presa en el mismo sistema de la democracia representativa, donde no representa nada ni a nadie y se limita a oponerse, de una forma completamente estéril, a todas y cada una de las medidas que los mandatarios del capital van introduciendo ininterrumpidamente. Como si el hecho de frenar una sola de esas medidas -cosa que tampoco consiguen-, sirviera para algo más allá de ofrecerles un pobre consuelo para la inutilidad de su existencia.

Tampoco existe una izquierda extraparlamentaria organizada que sea capaz de llevar a cabo acciones efectivas, que realmente alteren la plácida vida del capitalismo y los capitalistas. Discuten, desenpolvan viejos textos marxistas o anarquistas que para poco sirven en la situación actual y se ven a sí mismos, orgullosos y felices de haberse conocido, como la vanguarda de la revolución pacífica. Contradicción en los términos en la que no parecen reparar ¿cuándo en la historia del mundo mundial ha existido una revolución pacífica?

Los movimientos sociales, si se les puede llamar así, se apuntan a la misma estrategia: desobediencia civil, no violencia activa. Al final todo queda en el no y el des, es decir, en nada. ¿En qué consiste la no violencia activa y la desobediencia civil? ¿En hacer manifestaciones -cada vez más pobres- y huelgas puntuales que el sistema tiene más que descontadas? La última manifestación que ha tenido una cierta repercusión pública ha sido la del 25 S, pero sólo a causa de los excesos desproporcionados de la policía, aún se lo tendremos que agradecer. Hubo un 15 de mayo, pero fue flor de un día, muy bonito, muy utópico, pero absolutamente inútil para cambiar el rumbo de las cosas. Las Pah trabajan denodadamente para frenar algo tan surrealista como los deshaucios en un país repleto de casas vacías y consiguen algún éxito, todo mi respeto y mi cariño hacia ellas, pero tampoco cambian el rumbo de las cosas. Como no lo cambian las organizaciones de ayuda a los más desfavorecidos, ya provengan de instituciones preexistentes o hayan surgido espontáneamente a raíz de la situación. Hacen un trabajo absolutamente necesario y admirable, sin el cual la situación de muchas personas se habría hecho aún más insostenible, pero, por otra parte, constituyen un paliativo frente a los desmanes de los plutócratas y, al contener una parte de sus efectos, fomentan también la dependencia y la conformidad.

¿Y las tan cacareadas redes sociales? Básicamente son un coro de plañideras y un lugar donde desgañitarse sin molestar a los vecinos. Véase la multitud de grupos y perfiles alternativos que pululan básicamente por facebook y twitter -y alguna otra plataforma más cool para enterados-, véanse también la multitud de publicaciones digitales, páginas, blogs y webs que proliferan en internet. En el mejor de los casos elaboran reflexiones que reciben el aplauso o la reprobación de quienes las leen, a veces con un frío “me gusta”, pero la mayoría de material que circula por el internet consciente e indignado, vamos a llamarle así, son exabruptos contra los políticos y las medidas políticas, enlaces de noticias más o menos sangrantes o de escritos y frases bienintencionadas de algún personaje ilustre que se repiten regularmente. Es necesario desahogarse y es bueno reflexionar, en un mundo donde la realidad nos llega deformada por los medios de comunicación de masas, propiedad de los mismos plutócratas, y que consiguen crear la ilusión de que las medidas económicas que se adoptan son inevitables y por nuestro bien y que, a pesar de todo, el mundo sigue funcionando con normalidad, como podemos comprobar por los concursos, los debates de famosos, las series y la Champions, … En un mundo así, internet constituye por lo menos una válvula de escape y un cierto punto de contacto con la realidad real.

Pero en internet no aparecen propuestas para la acción con capacidad de prosperar, ni organizaciones políticas que trasciendan el ciberespacio y consigan expandir sus propuestas por el mundo real. El día en que internet deje de ser un juguete inofensivo, el opio de la sociedad indignada, como le llamé en una ocasión y alguien sea capaz de organizar desde la red acciones realmente contundentes contra el orden establecido por el capital, o de llegar a una parte significativa de la sociedad y conseguir que se organice y actúe de manera eficiente para cambiar la situación desde abajo, ese día, con cualquier argumento, el gobierno cerrará o limitará drásticamente el acceso a internet.
Dan ganas de chillar: “quien no tenga la solución que se calle”. Y de empezar por uno mismo: cerrar el blog y mi perfil de facebook y twitter y alienarme encerrándome en mi vida profesional o en alguna de mis variadas aficiones que nada tienen que ver con el mundode la política, o ambas cosas a la vez. En ocasiones he estado tentado de hacerlo y la verdad es que no tengo una explicación convicente de porqué no lo he hecho, la esperanza supongo…

Desde el pasado septiembre aposté por la vía del independentismo de izquierdas (sigo con ese absurdo vocablo, izquierdas, para entendernos, le podría llamar progresista o altermundista, pero no es que se gane mucho en precisión). Yo he sido independentista desde mi adolescencia, de una forma natural, cuando comprendí que el franquismo -y con el franquismo quiero decir los padres y la OJE y el NODO y los grises…- me habían robado mi identidad colectiva. Me dí cuenta el día que cayó por primera vez en mis manos un libro de poesía en catalán. ¡Hostia! Resulta que lo que habábamos en casa y con los amigos se escribía y que yo apenas conseguía entenderlo. Me dió tanta rabia que me puse a estudiar catalán como un loco hasta que conseguí el diploma de profesor de catalán y me leí todos los libros de historia de Catalunya que cayeron en mis manos, desde Ferran Soldevila i Jaume Vicens Vives hasta Pierre Vilar y Josep Termes, Josep Fontana… y también me dediqué a recorrer Cataluña pueblo por pueblo, como si fuera Espinàs o Labordeta. De ahí surgió mi conciencia de que Cataluña era mi pueblo, en el sentido, como ya expliqué en otro post, literal de la palabra, un lugar conocido, familiar, donde me entendía y era entendido, como una prolongación de mi entorno inmediato. No sentí la urgencia de, por esa razón, separarme de España, por una parte porque terminó el franquismo y con la Transición nos vendieron la idea de que venía otra España más moderna y plural, y, por otra parte, porque también viaje mucho por España y aprendí a enamorarme, no del concepto, pero sí de sus tierras y sus gentes, tal como me había enamorado de los que Candel llamó els altres catalans, que emigraron a Cataluña durante los años sesenta y con los que había compartido tantas cosas, incluyendo militancia política, amistades y amoríos.

¿Por qué pues reivindico ahora la independencia de Cataluña? Por varias razones, y en ningún caso porque haya dejado de amar a las gentes y a las tierras de España. En primer lugar porque la Transición fue una estafa, aunque, viniendo como veníamos del franquismo, tardáramos en darnos cuenta, y en ella Cataluña fue laminada otra vez, porque empezábamos a ver que España se ponía bonita, pero Cataluña siempre se quedaba para las sobras: suburbios degradantes, autopistas de peaje con la única alternativa de carreteras indecentes, un transporte público de pena y precios más caros que en ningún otro lugar, y ¡ojo! que quien más lo sufría eran precisamente los antiguos emigrantes y los que iban empezando a llegar de otras latitudes. Por otra parte, el Gobierno de la Generalitat estaba copado permanentemente por Jordi Pujol y su partido, que parecía que iba a inaugurar una nueva dinastía de condes-reyes. Se produjo al fin el cambio y el tripartito desaprovechó la ocasión, pero presentó, bajo el mandato de Pasqual Maragall un nuevo proyecto de estatuto mucho más soberanista, que, aprobado en Cataluña, fue cepillado en el congreso, según expresión de Alfonso Guerra, recurrido por el PP y otros y después completamente desnaturalizado por el Tribunal Constitucional. ¡Un estatuto que no planteaba ninguna secesión y que había sido democráticamente votado por el pueblo catalán en referéndum! Por si esto fuera poco, el PP y no recuerdo si también otros, recurrieron también la ley que permitía la inmersión lingüística en la educación catalana, una ley que garantizaba el correcto dominio de ambas lenguas y, por tanto, en la práctica, permitía al hijo de mi amigo emigrante andaluz de los años sesenta vivir en catalán, si le daba la gana, como cualquier otro catalán de rancio abolengo, incluso hacerse independentista. Jamás comprendí tamaña estupidez por parte de la derecha española.

En esto llegó la crisis, el tsunami capitalista, y Cataluña empezó a sufrir también de manera diferencial, porque todo lo que se había dejado de invertir en ella se convertía ahora en un flagelo y además Cataluña debía seguir contribuyendo muy por encima de sus posibilidades al rescate de una España, intervenida de facto desde el primer momento, es decir, a la recapitalización de los bancos y de oscuros personajes e inmobiliarias fantasmas que, en su inmensa mayoría, tampoco procedían de Cataluña. Cuando la solidaridad empezó a ser solidaridad con Caja Madrid o con Martinsa Fadesa, con Terra Mítica y con Polaris World, se empezó a ver como un expolio. Cuando el gobierno del Partido Popular llegó al poder y empezó a tomar decisiones no sólo intolerables para toda España sino abiertamente discriminatorias con Cataluña como la desatención de infraestructuras de primera necesidad o la insistencia, afortunadamente desoída por Bruselas, de postergar el corredor del Mediterráneo, vital para la economia -no sólo catalana-, para apoyar por lo menos por igual el corredor central, infinitamente más caro e improductivo. Cuando volvió a amenazar con una política de aguas que debía llevar el agua del Ebro a las especulativas urbanizaciones y campos de golf de Valencia (paralizada por la crisis), o cuando puso todas las trabas imaginables para que el aeropuerto del Prat se convertiera en un Hub internacional, la suerte estaba echada.

En septiembre, antes de la manifestación, yo ya tenía decidido que no quería tener nada más que ver  con España, es decir, con el Estado español, se puede verificar en este mismo blog. Ya quería recuperar territorialmente mi identidad, con un reconocimiento político-administrativo pleno, y me negaba a seguir sufriendo el atraco institucional del Estado español para rescatar bancos y para que, encima, Cataluña tuviera que recurrir a sus préstamos y soportar todo tipo de agravios. Se acabó, basta, prou!

Pero, además, veía una posibilidad estratégica, que he explicado repetidamente, para, aprovechando la fuerza telúrica del 11 S que arrastró al gobierno de CiU a una situación donde no le quedaba otra que convocar elecciones, intentar conseguir la independencia de Cataluña y un gobierno de izquierdas que recuperara la justicia social. Abrir una brecha en el muro del capitalismo triunfante.

Esto no se iba a producir, por supuesto, en estas primeras elecciones -que va a ganar CiU, lacayos tan aventajados o más que el PP de los intereses del capital-. La izquierda -desunida para variar- debía -deberá- presionar para que el referendum, o lo que sea, por la independencia se produzca a la mayor celeridad posible. Porque, una vez independizado el país, o incluso en el proceso de negociación de la independencia, cada cual deberá redefinir sus posiciones y -reitero- Cataluña es un país de izquierdas, donde la izquierda, si no hace más imbecilidades, puede gobernar con una cierta comodidad.

A partir de ahí se abren muchas posibilidades. Las cosas pueden ir bien o pueden ir mal, pero la batalla se producirá en un campo limitado, abarcable y que conocemos perfectamente.

Creó firmemente que, después del 25 N, las palabras deben dejar paso a los hechos en Cataluña, y si hay que partirse la cara nos la partiremos. Solventado el tema identitario, de entre todos los  catalanes, de Cuenca o de Matadepera, pero catalanes, creo que somos legión los que, en este pequeño país, no estamos dispuestos a soportar más recortes y humillaciones sin dejar la piel en el empeño. Nos dicen que tendremos que negociar no sé cuantas cosas y que no seremos admitidos en la Unión Europea… Bueno, pues mire, me da igual, quiero y creo que somos una amplia mayoría que lo queremos un país libre y socialmente justo, si es pobre y tenemos que recuperar las catalanas pessetes no pasa nada, así, a lo mejor, los señores del capital se olvidan de nosotros.

Siempre he pensado que la Revolución Cubana fue una historia bonita, me gustaría haberla vivido. Cuba se convirtió en lo que es, en primer lugar porque, presionados por los magnates que emigraron a Florida, principalmente, USA le cortó cualquier camino y la arrojó en manos de la Unión Soviética. Y después por un vergonzoso boicot comercial que, el país, a pesar de todos los pesares, ha sabido resistir.

No quiero dictaduras de ningún tipo ni tener que sobrevivir en la más absoluta precariedad -aunque ésta llegaría de todas maneras-, pero prefiero un país pobre con las prioridades (sandidad, educació, trabajo, asistencia…) bien marcadas, que no vivir alienado en una fantasía mientras me van chupando la sangre los vampiros de la especulación.

Señoras y señores, se acabó el tiempo de divagar. Hay que pasar a la acción antes de ayer. Algunos estamos intentando hacerlo por esa vía, puede fallar, hay que preparar otras, pero ya, basta de chascarrillos. Yo me apunto a un bombardeo y si atacamos por distintos frentes, mejor ¿Nadie es capaz de imaginar alternativas estratégicas serias?...

Aunque, eso sí, sea cual sea nuestra lucha, siempre voy a exigir el derecho a decidir para mi y para mi pueblo, faltaría más.