Dentro de los próximos meses, previsiblemente, tendremos elecciones en las tres llamadas comunidades históricas del Estado Español: Galicia, El País Vasco y Cataluña.
Estas elecciones podrían significar un punto de inflexión de singular importancia tanto en la estructura del estado como en la reorientación de su política para acabar con el saqueo al que esta sometida la población por parte de las grandes fortunas, bancos y lobbys financieros y sacar a la gente del estado de empobrecimiento continuo y sumisión al imperativo de una deuda que no han contraído.
Por lo menos en Cataluña y en el País Vasco (espero) se levantará con fuerza la bandera de la independencia, del derecho del pueblo a regir sus destinos, sin la tutela del gobierno de Madrid. Me gustaría que sucediera otrotanto en mi querida Galicia, que la población expulsara ese miedo y ese complejo atávico frente al caciquismo y los poderes fácticos, frente al estigma del atraso con que sus clases dominantes la han tenido permanentemente subyugada y humillada para que no levantara cabeza, que resurgiera la Galicia de Castelao, con la cabeza bien alta, como se merece.
Que la vieja GALEUSCA [Galiza-Euskadi-Catalunya] que soñaron nuestros antepasados le diga a España que ya no está dispuesta a aguantar sus agravios por más tiempo y que los pueblos gallego, vasco y catalán se bastan y se sobran para regir sus destinos. Sin tensiones ni malas maneras, simplemente porque es nuestro derecho, el derecho de todos los pueblos de la tierra a autodeterminarse.
Esta ocasión sin precedentes es la ocasión más inmediata y clara que tenemos para desenmascarar toda la gran estafa de la crisis y para recuperar nuestra dignidad, no sólo como gallegos, vascos o catalanes, sino como seres humanos, y poder reconducir nuestros pueblos hacia el estado del bienestar.
Pero, para que esto se produzca, no podemos dejar que este proceso sea protagonizado por los partidos e instituciones que representan a los intereses de la gran burguesía gallega, vasca o catalana, ya sea el PP, el PNV o CiU, según los casos. Acceder al pleno dominio de nuestro futuro no se va a conseguir cambiando unos amos por otros, aunque sean cercanos, incluso amigos, conocidos o saludados, como decía Josep Pla. Ellos comparten sus intereses: su política de empobrecimiento, recortes y sacrificios para el pueblo va a ser la misma. Nos lo explicarán en nuestra lengua y con metáforas que nos serán más cercanas, apelaran a otros sentimientos patrióticos, pero su solidaridad de clase prevalecerá por encima de cualquier sentimiento o convicción identitaria. Antes que nada son ricos: gallegos ricos, vascos ricos, catalanes ricos y seguirán insistiendo en que nosotros, los pobres, el pueblo, paguemos los desaguisados que ellos mismos, u otros ricos con los que comparten intereses, han cometido y se empeñan en perpetuar.
Yo quiero la independencia de ese coto de caza en que se han converido los estados nación para los intereses internacionales del capital, pero no para crear otro coto de caza donde vayan a pagar justos por pecadores, donde vayamos a morir de hambre o de angústia, por mucho que ondeen nuestras banderas en las instituciones.
Yo quiero la independencia para el pueblo, independencia de gobiernos ajenos y centralistas que nos maltratan y desprecian contínuamente, sí. Pero también independencia de los poderes fácticos que nos han sumido en este estado de miseria y desigualdad, que nos han robado la sanidad, la educación, la atención a la dependencia…, todo tipo de servicios y derechos propios de un estado del bienestar con prestaciones públicas, universales, gratuitas y de calidad. Quiero que los bancos y los especuladores asuman sus errores y sus responsabilidades, que la economía vuelva a funcionar con normalidad y que todo el mundo tenga derecho a un trabajo y una vivienda justa, sin pelotazos ni burbujas. Quiero un futuro para mis hijos y también para mí.
Estoy convencido de que no vamos a conseguir esto en España: no hay narices ni organización, ni nada de nada. Tengo el convencimiento de que sí lo podemos conseguir mediante la independencia de las grandes naciones-estado, pero nada cambiará, si, al frente de estos nuevos estados seguimos manteniendo a los cancerberos de la usura y la ambición.
Cuando Mas regreso de Madrid, fue acogido en la Plaza de Sant Jaume con aplausos y gritos de independencia. Ahora sabemos que en ningún momento planteó la independencia en su entrevista con Rajoy. Hemos visto la política que ha seguido Mas, adelantándose incluso con medidas draconianas al gobierno de Madrid. Y también la que siguió el PNV cuando gobernaba, podemos imaginar su política si ahora vuelve a gobernar. No digamos ya el Partido Popular de Galicia.
Hemos de crear plataformas electorales amplísimas para elegir parlamentos constituyentes, plataformas con un programa de mínimos muy simple: independencia, justicia social y democracia participativa. Sé que los partidos, ni siquiera los partidos de izquierda no van a querer eso: están más apegados a sus poltronas que al pueblo que se las dió. Por eso apelo a las personas, a las organizaciones sociales, a los militantes de base de unos y otros partidos: hagamos oir nuestra voz, que sea mayoritaria, aplastante y que diga “justícia y libertad”.
No me valen iniciativas nacidas dentro de los partidos (como la de Izquierda Abierta dentro de IU), eso parece más bien una campaña para ganar escaños para la formación, ni las iniciativas mesiánicas, como las de Julio Anguita, que, pretendiendo que olvidemos su oscuro pasado y proclamando las verdades del barquero, arrastra a una variopinta clientela de ingenuos e insatisfechos, supongo que bien intencionados.
No necesitamos partidos ni líderes, sino organización social. Alguien va a confiar su voto en Cataluña a algo tan borroso y embarullado como el PSC ¿para qué?, si ni ellos mismos saben qué hacer con el voto, ¿o bien a Esquerra Republicana, que ha corrido a ofrecerle al neoliberal Artur Mas, al cristiano-demócrata antindependentista Duran i Lleida, una alianza electoral? ¿para qué, para jodernos mientras cantamos Els Segadors? El propio Oriol Pujol ha declarado que, si bien él es indedendentista, Convergencia i Unió, no. Y Esquerra Republicana de Cataluña ¿qué son? De Cataluña seguro, pero ¿de izquierda? ¿y republicana? Quizás algún día consigan serlo, pero que empiecen ya, porque estamos más que hartos de sus incesantes incoherencias.
Hay que crear algo nuevo, hay que hacer Foc Nou, con magnanimidad, pero ya, o perderemos una oportunidad histórica, con nombres y apellidos que maldeciremos eternamente.
Compañeras y compañeros gallegos y vascos. Vosotras y vosotros conocéis mejor que nadie como alcanzar la libertad de vuestros pueblos. Las catalanas y los catalanes libres y progresistas estamos dispuestos a luchar, por nuestra dignidad, por la vuestra y por la de toda la humanidad.
Ara és l’hora!