El Estado
español lleva siglos menospreciando y vejando a Cataluña, y a otros pueblos de
España por cierto, con la ayuda inestimable de las grandes fortunas, del alto
funcionariado... y de la Iglesia y del Ejército que tan bien le han servido
para tener al pueblo silenciado y amedrentado. Todas las conquistas, desde la
democracia tan elemental de la gozamos hasta la convivència, las hemos tenido
que obtener desde la Sociedad civil a base de sangre, sudor y lágrimas, no es
ninguna metáfora.
Ha llegado un
momento en que la Sociedad catalana, una única Sociedad catalana por la que
hemos trabajado intensamente desde todas las procedencias, nos sentimos capaces
de sacudirnos el yugo del Estado español y avanzar hacia el futuro con ilusión
como un país libre, con un Estado propio, ágil, moderno, participativo,
transparente y al servicio de la justícia social. Esto es lo que se ha llamado
Proceso Soberanista y que tiene su piedra de toque en las elecciones del
próximo domingo.
Durante los
años en que se ha ido gestando este proceso, el Estado español nos ha ignorando
o nos ha tratado con desdeño y con befas. Pero ahora, a pocos días de las
elecciones, cuando ven que nuestro proyecto de libertad se puede converir en
realidad, han emprendido un ataque a
discreción desde todos los frentes y con todos los medios para crear una
situación de miedo en la población catalana. Una vez más nos toman por
imbéciles, o, peor aún, me temo que piensan que pueden influir en un sector de
la Sociedad que, desde su altivez, consideran dòcil y desinformado por
definición, obrerillos, parados, pensionistas, amas de casa... todo ese viejo
imaginario franquista de las clases populares como un rebaño de borregos.
Piensan que hay un sector de la sociedad muy bien informado y organizado que no
se va a creer nada, pero que hay otro, casi débil mental, abiertamente
influenciable. Pues bien, saquémosles de su obscena ignorància: la Sociedad
catalana es una sociedad madura y racional, toda ella, independientemente de la
clase y condición de cada quien. Aquí nadie comulga con ruedas de molino.
Ahora nos
dicen que vamos a salir del euro, que dejaremos de ser europeos, que nadie va a
querer saber nada de nosotros, que no habrá dinero en los bancos y tendremos
que hacer el corralito para sacar un poco cada día... ¿qué más? ¿que van a
llover chuzos de punta y el agua del Llobregat se convertirá en sangre? Léanse
la Biblia, allà està todo mejor explicado.
Y todo esto,
lógicamente, apoyado por los vientres agradecidos de los banqueros en Cataluña,
cuyos enormes agujeros fueron religiosamente cubiertos por el Estado con
nuestro dinero ¿recuerdan?, o por las grandes empresas que dependen del mercado
español, cada vez menos... La vieja alianza entre los ricos de todas las partes
de España y el Estado.
Prentenden
lanzar bombas sobre Cataluña, pero lo que lanzan son exabruptos y excrementos.
Todo es mentira. Si el próximo domingo gana el sí al proceso de independència y
de creación de la República Independiente de Cataluña, no se va a produir
ningún apocalipsis. Por el bien de todos, incluídos los bancos, los empresarios
y el propio Estado español, se va a iniciar un proceso de negociación, si no es
con este gobierno será con el próximo, para alcanzar una situación en la que
todo el mundo salga bien parado. El Estado español, por ejemplo, no puede
asumir sólo la deuda que tiene con los bancos europeos; los bancos ubicados en
Cataluña, que ahora intentan indecentemente presionar a empleados e
impositores, no van a ceder ni una cuenta de sus pingües negocios para que se
las lleven bancos extranjeros que desembarcarían al día siguiente; la Liga
española no se entiende, y se deprecia, sin el Barça, como el Barça no se
entiende sin la Liga española... Y así sucesivamente. En un proceso de negociación
civilizado se puede llegar a fórmulas como la de Estados Libres Asociados, con
pactos bilaterales, y compartir nacionalidades, por ejemplo... a nadie, más que
a los mandarines de siempre, le interesa otra cosa.
Vayan, pues, a
votar este domingo con toda tranquilidad y voten en conciencia y con plena
libertad, pero recuerden que sólo votando las opciones que apoyan abiertamente el
Sí (Junts pel Sí y la CUP), podemos avanzar hacia un futuro libre y justo. Todo
lo demás es mantenernos en un presente de pesadilla del que no hay otra forma
de escapar.
Llorenç Prats