Estas últiman semanas me he dedicado a cuestionarme si internet era capaz de atravesar las dos burbujas que la condenan a ser una realidad autorreferencial, que se inicia y termina en sí misma, y que la hace incapaz de trascender de la palabra a la acción. Un foro para indignados, en definitiva, donde, en lugar de hablar de Justin Bieber hablamos de Julio Anguita, por decir algo.
Sé que la comparación es grosera y que tal vez la duda ofenda. Nosotras y nosotros nos consideramos por lo menos la vanguardia de la conciencia social de este país y es sabido que internet ha sido un medio eficaz y eficiente para convocar a determinadas movilizaciones.
No pongo en duda la conciencia de las personas ni la efectividad de internet cuando realmente se han cocido convocatorias de un previo calado, pero sí su capacidad motriz y su supuesta infiltración en el tejido social.
Afirmo que en internet no nace nada que vaya significativamente más allá de internet y también que en internet conviven muchos mundos estancos que no repercuten los unos en los otros ni mucho menos en la realidad social no virtual.
La semana pasada lancé una petició -después de anunciarla la semana anterior- para que nos identificáramos físicamente como personas que nos oponíamos a la ofensiva de los poderes y a todas las consecuencias que está teniendo sobre la ciudadanía en general y en particular, y que indentificáramos también nuestras casas, nuestros coches o cualquier otro elemento que pudiera trasladar un mensaje de solidaridad, de cohesión y de firmeza en nuestras actitudes. Ni que fuera mediante una chapa, una pegatina, un póster o una discreta pancarta.
La propuesta de hace quince días tuvo muy buena acogida, tanto en mi blog como en los distintos foros altermundistas de internet. Así pues, la semana pasada creé una petición en Actuable-Charge.org, para que, quien realmente quisiera hacerlo, se comprometiera públicamente a identificarse en su indignación, a identificar su casa, o a ambas cosas a la vez.
Una semana después la petición ha sido firmada por cincuenta y nueve personas. No llegamos ni a los trescientos de las Termópilas. ¿Por qué? Se me dijo que la identificación en Actuable-Charge.org pedía muchos datos y eso echaba a la gente para atrás. Bueno, quizás sí, pero entonces ¿por qué no lo expresaban en los muros de los grupos o en los perfiles? El efecto hubiera sido el mismo, sabemos contar… No, no se entiende que una semana el mensaje sea “¡sí, identifiquémonos!” y a la siguiente sea “pero que el que se indentifique sea otro”.
Significativamente, así como el post de hace dos semanas, titulado “¿Pasamos a la acción?” tuvo muchas visitas, el de esta semana pasada, titulado “¡Pasemos a la acción!” se quedó en algo más de una cuarta parte del anterior. Quizás porque la petición ya había circulado independientemente. Me consta que se difundió en muchos grupos y perfiles, lo suficiente por menos para ser vista por millares de personas y sin embargo, sólo cincuenta y nueve respondieron a una petición tan simple como “salir del armario”, ningún acto heroico, a nadie se le pedía más que un testimonio permanente de su posicionamiento frente a eso que los neocon llaman crisis, ajustes y sacrificios necesarios.
Tenía muchas más propuestas, pero, visto lo visto, ya ¿para qué? Este no es el camino, las burbujas resisten. El dia 21 escribía: “En mi barrio hay una pancarta, la mía, una docena de banderas españolas y otro tanto de carteles de "se vende" y "en alquiler"... es como una metáfora de nuestra sociedad.” Hoy sigue igual. Hay un par de banderas más de esos que sólo se apuntan a caballo ganador.
No quiero demonizar las redes sociales. Sé que en ellas hay gente muy interesante y de muy buena voluntad, sé que pueden ser útiles para difundir, amplificar sobre todo, algunas convocatorias, sé que mediante ellas se puede acceder a otras informaciones difíciles -aunque no imposibles- de encontrar. Toda mi simpatía para estas personas y estas funciones, y mi apoyo.
Pero no nos engañemos pensando que son lo que no son: Hay un nivel de repetición de personas en los diversos grupos que, junto con un gran número de perfiles inactivos, distorsiona el número real de participantes. Igualmente es brutal el índice de reiteración de los mensajes, ya sean informaciones, lemas o chascarrillos. Ayer, en mi muro, la primera entrada era un lema más viejo que la propia red y que se va repitiendo con una periodicidad casi pautada. El egocentrismo y el autismo de algunos hacen que se produzcan verdaderos fenómenos de incontinencia y que te encuentres con casos que han convertido a facebook en el soporte ideal para escribir, en términos alternativos -eso así- y formatos variados, algo parecido a “Mi diario”. Personas que habían estado muy activas y que habían intentado -sin éxito- promover también acciones desde la red, han desparecido discretamente y supongo que deben continuar su lucha por otros caminos, otras quizás se han cansado simplemente, pero he visto desparecer muchos nombres, o reducir drásticamente su actividad.
Hay iniciativas que intentan reproducirse dentro de la propia red pero que no veo que prosperen, más bien al contrario. Se lanzó un utópico proyecto de crear un partido político ex novo, pero visito su página y parece que esté en proceso de deshaucio, ojalá me equivoque. Ahora ha aparecido otro grupo de “seguidores de Julio Anguita como referente político”-de aquí que le recordara al principio-, al que auguro un corto recorrido. Y he de decir, con todo mi respeto, que en este caso espero no equivocarme. ¿Cómo se pueden escuchar por segunda vez los cantos de sirena del personaje que mantuvo contranatura al gobierno de Aznar, de donde arrancan todos nuestros males? Y entonces decía más o menos lo mismo. O no tenemos memoria, o somos de una ingenuidad -por el simplismo de sus mensajes- y de una credulidad preocupantes. Otros venden libros.
Alguien me dirá que, localmente, sectorialmente, se están haciendo muchas cosas y que internet tiene ahí un papel fundamental. No lo dudo. Pero la fragmentación local y, sobre todo, sectorial es una de los grandes éxitos estratégicos -o casuales- del sistema sobre nuestro movimento. Ellos proyectan y actuan a nivel global, coordinadamente. Nosotros nos defendemos sectorialmente. Por ese camino, la guerra está perdida. Nuestra fuerza radica en la unidad y parece que ya hace tiempo que la hemos perdido, si es que alguna vez la tuvimos.
Cada cual se ocupa de lo suyo: “virgencita que me quede como estoy”, y los sectores labores y de usuarios y consumidores reacciónan ante medidas concretas, fracaso tras fracaso, todo sea dicho. Mientras sigamos así, nos pueden seguir aplastando impunemente hasta llevarnos a estándares de vida propios de los años cincuenta, eso sí, con tecnología del siglo XXI que nos permitirá contemplar la victoria de España en la Eurocopa -nuestro máximo anhelo-, en pantalla plana y alta definición.
No voy a abandonar la red, seguiré escribiendo mi blog mientras alguien quiera leerlo, intervendré ocasionalmente en facebook, si tengo algo interesante que aportar… pero para plantar cara a la ofensiva global de los mercados financieros tenemos que buscar nuevos caminos. No sé cuáles. Decía El Roto “menos internet y más y mejores sindicatos”. Pero tampoco parece que los sindicatos estén por la tarea de mejorar, más bien parece que se desmejoran a ojos vista… En cualquier caso, aquí sigo con mi mentalidad de tentetieso, indagando y dispuesto a explorar cualquier brecha que permita debilitar el muro y a compartirla, si llega el caso, con quien quiera escucharme.