dimarts, 11 de desembre del 2012

¿Y si Wert tan sólo fuera un señuelo?

Hace días que me lo pregunto y pienso que es pertinente trasladar esta reflexión a mi blog y a los muros de facebook. Todo parece demasiado increíble, como la escenificación de una ópera antigua. Todos los técnicos están de acuerdo en el diagnóstico sociolingüístico de Cataluña y el camino que se debe seguir, que se ha venido siguiendo, para conseguir una situación de normalidad en este ámbito que permita garantizar la convivencia, el correcto dominio de ambas lenguas y evitar fracturas sociales que serían dramáticas para la sociedad catalana y para la española.
Intentar aplicar las medidas lingüísticas que propone Wert en el ámbito de la enseñanza sólo conduce a la insumisión y a azuzar el independentismo. La uniformización de los contenidos de las asignaturas de historia supone una total ignorancia de los contenidos que realmente se imparten, una flagrante invasión de competencias de las comunidades autónomas y un disparate, en suma, que, por el propio peso de las razones científicas que rigen la enseñanza de la historia, no se puede aplicar si no es en detrimento de la formación de los estudiantes.
José Ignacio Wert es un personaje de escasa relevancia, un sociólogo conocido especialmente por su dedicación a las encuestas y a los estudios de opinión, empresario en ese campo, sin ninguna contribución científica sobre la educación, la cultura, ni siquiera en el ámbito de la sociología, medianamente relevante… un político de segunda fila, que ha ido derivando desde posiciones más o menos izquierdistas hasta la derecha pura y dura, sin alcanzar hasta ahora ningún cargo destacado… y un tertuliano mediocre. Los “hombres de muchos oficios” en Cataluña tienen muy mala fama, máxime cuando no se trata precismente de un genio renacentista.
¿Por qué pues el PP suelta a esa especie de bestia parda, que se define a sí mismo como “un toro que se crece con el castigo” y más en un momento tan delicado, tanto en sus relaciones con Cataluña, después de la manifestación del 11 S y las elecciones del 25 N, como con la sociedad española en su conjunto, inmersa en una situación de depresión económica y social que se agrava sin cesar?
No creo que realmente las preocupaciones fundamentales del PP sean cómo se enseña la historia o la inmersión lingüística en Cataluña, ni la educación para los valores… ¿Lo comparten? Sin duda, pero un mínimo de inteligencia, que sí es de suponer en las filas del PP, les diría que “ahora no toca”, que lo que ahora toca es suavizar la relación con Cataluña antes de que se les vaya definitivamente de las manos, además de aplicar cuidados paliativos a la sociedad española ¿Que atacar con artillería pesada a Cataluña les puede convenir para ganar respaldo en España? Tal vez, pero que hagan cuentas. En eso sí que el señor Wert les puede echar una mano. España no es un país cerril y dominado por instintos primarios, la sociedad española ha cambiado mucho y la gente que piensa y lee va a advertir fácilmente una maniobra tan zafia como autoritaria.
Por otra parte, como he dicho, esto refuerza el independentismo en Cataluña, donde todo el mundo conoce la realidad porque la vive a diario, y, por tanto, nadie puede llamarse a engaño (excepto quien mantenga oscuros intereses), y fomenta y legitima la insumisión, que sería segura en este campo y se extendería facilmente a otros.
No creo que los estrategas del PP vayan a poner en manos del independentismo catalán armas tan poderosas, más bien pienso que lo que están haciendo es intentar que la reacción de autodefensa de Cataluña se dirija a este frente, que saben perdido de antemano, y, en el fondo, sólo les interesa de una manera secundaria, para que no se centre en las medidas económicas, los recortes brutales que para este próximo año van a añadirse, por imperativo estatal, sobre los que ya estamos sufriendo. Mientras se habla de Wert, no se habla de cómo Montoro ha evitado que las autonomías pudieran gravar a los bancos, o de cómo se mantiene el techo de déficit impuesto, del fenecido pacto fiscal, de cómo el estado rescata las autopistas inviables del centro de España, con el dinero de todos, también de los catalanes, que seguimos pagando hasta por respirar.
Esta es, creó yo, la mano que está jugando el partido popular, también para poder reforzar el papel mediador del Partido Popular Catalán y de su líder, Alicia Sánchez Camacho, que, durante la campaña, se comprometía a hablar con Madrid para conseguir un mejor trato económico para Cataluña y ahora, tal vez pueda presentarse como una catalana de pro, salvadora del regionalismo bien entendido, defensora de la lengua y la enseñanza catalana, sin que Madrid tenga que aflojar un ápice su presión económica sobre el pueblo catalán.
Quizás por eso Wert ríe como un psicópata, porque consigue atraer hacía sí toda la respuesta popular, mientras la dura realidad avanza sin resistencia. Si el Partido Popular es inteligente, y yo creo que lo es, perverso, pero inteligente, usará esta cuestión como un arma para reforzar su imagen dialogante y sensible a la identidad de Cataluña, para reforzar incluso el papel de su delegación catalana, mientras sigue asfixiando al pueblo, catalán y español, sin tregua, hasta nuestro último aliento.
Casi estoy por decir que es una lástima, porque continuar embistiendo con tanta brutalidad como lo hace el ministro Wert contra lo más íntimo y sensible de los catalanes hubiera acabado produciendo una sublevación popular, un proceso de ruptura total sin marcha atrás y hubiéramos podido iniciar por fin nuestro futuro como estado independiente. Pero, vaya, para que eso fuera así, habría que suponer al PP una obcecación desmedida. No creo que sea el caso.
Por tanto, respondamos sí, contundentemente, a la provocaciones de Wert, pero, sobre todo, ¡no descuidemos los otros flancos!