dimecres, 1 de febrer del 2012

Palabras, palabras, palabras.

El pasado sábado estuve en la manifestación de Barcelona. Bien. Había gente, no sé si más o menos que en otras ocasiones, pero, en Barcelona, cuando la Vía Laietana está llena y hay gente por delante y por detrás, se puede hablar de un éxito de convocatoria. Si un día llenamos el Paseo de Gracia, hablaremos de manifestación multitudinaria. Al día siguiente, la manifestación salía en los periódicos, sin demasiada relevancia, como una noticia más, casi de rutina. El lunes ya ni se acordaban de ella. Tampoco generó ningún debate en los medios ni vi ninguna columna de opinión al respecto, quizás la hubo.
Yo mismo había estado diciendo que necesitábamos una manifestación para reencontrarnos, para saber que seguiamos ahí y, en este sentido, de alguna forma cumplió su cometido. Fue un pequeño acto catártico, hicimos algo. Pero ¿y después?
La semana pasada publiqué una entrada hablando de cuatro aspectos que, a mi parecer, debíamos abordar con urgencia y contundencia: la organización, la información-formación, la comunicación y la acción. Recibí un buen número de feedbacks que mayoritariamente se adherían a mis tesis o complementaban algún aspecto y ya está, ahí quedó la cosa. Tuve un comentario en facebook que venía a decir que no me enteraba de nada, que había grupos que se reunían y donde se estaban decidiendo cosas y que lo que tenía que hacer era apuntarme a uno de estos grupos. A las pocas horas, el comentario desapareció.
Esto me dejó preocupado por dos razones: ¿Realmente hay grupos en los que se deciden cosas?, aparte, entiendo yo, de los grupos locales o los de internet. Y, si es así ¿por qué no lo sé? ¿Se trata de grupos sólo para iniciadas e iniciados? Y aún peor: si deciden cosas ¿qué carajo deciden? Porque no se nota nada (más allá, se entiende de acciones puntuales y muy oportunas mayoritariamente relacionadas con los deshaucios).  Y, por otra parte ¿por qué desaparece el comentario?, precisamente ese comentario. Es algo que me desconcierta.
Después me llegan noticias de que al amparo más o menos del Fòrum Social Català se van a reunir durante tres meses grupos temáticos, en principio abiertos, pero discretos, por lo que veo. Parece que la organización Agora, surgida del 15 M, también se reune discretamente. También me invitaron a un foro, este no sé si discreto por mumble y supongo que deben funcionar muchos otros grupos y reuniones igualmente discretos.
Todo ello me parece perfectamente lícito y respetable, pero también perfectamente inútil ¿Se puede saber a qué estamos jugando? ¿Para qué tanto grupo y tanta discreción? Entiendo que Anonymus sea no sólo discreto sino incluso clandestino por la naturaleza de sus acciones, pero nosotras y nosotros, la parte más rebelde y activa de la ciudadanía pacífica, legal y a cara descubierta ¿de qué nos tenemos que esconder? ¿No estamos pidiendo que el conjunto de la población se incorpore a la lucha contra la dictadura del capital financiero? ¿No tenemos la situación más que diagnosticada? ¿No son las acciones que vamos a llevar a término lo único que se tiene que hablar? ¿Entonces…?
Mientras nosotras y nosotros hablamos, como si estuviéramos a medio camino entre la clandestinidad y el ateneo, y organizamos una manifestación de vez en cuando, ellos actúan, cada día. Hoy, entre otras lindezas, hemos sabido que el liberal ministro Ignacio Wert se va a cargar la asignatura de Educación para la Ciudadanía  (y además con malas artes) ¿para qué quieren ciudadanos, para que les den quebraderos de cabeza?; también hemos sabido que Arias Cañete va a revisar la ley de costas, se supone que para que los ricos y las cadenas hoteleras puedan construir cerca del mar, y la de trasvases, para llevarles agua, además de la de la calidad del aire “para hacerla más realista” y no sé cuántas cosas más; Mato parece que se está planteando el copago y qué hacer con la píldora del día después (cargársela ¿ para que nos vamos a engañar?). También se ha decidido seguir finanaciado con dinero público a las entidades bancarias que se refusionen (se debe decir así, porque fusionadas ya están). Y lo que debe estar por venir cuando Rajoy teme (sus adláteres ni eso) que los sindicatos (¡los sindicatos!) le monten una huelga general.
Y nosotras y nosotros hablamos. Pues no, es el momento de pasar a la acción, lo único que hay que hablar es qué acciones se llevan a cabo y hacerlo de forma sistemática, aunque sean acciones de menor calado pero constantes, cada día o cada semana como mínimo, y todo el mundo a la una, no por grupos ni por sectores o, por lo menos, además de lo que puedan hacer grupos y sectores concretos.
Sobra atomización, sobra opacidad, sobra protagonismo, sobra elitismo, sobra verticalidad, sobran quejas y chascarrillos, sobran palabras y en cambio falta horizontalidad, falta transparencia, falta acción, mucha acción, debemos llamar la atención de la población, de los medios y del sistema, que sepan que estamos aquí y así, de paso, nos enteramos nosotras y nosotros también, porque es verdad que somos muchas y muchos más de lo que creemos, pero en abstracto no somos nada.
Yo no sé cómo iniciar un proceso de acciones y hacer que lleguen a todo el mundo y de todo el mundo en una transparencia total, y ya, porque es ahora, y ya hace tiempo, cuando nos están machacando. Tal vez sea necesario tan sólo que alguien empiece, que lance una pequeña convocatoria, física o virtual, me da igual, para empezar a movernos, auque sea poca gente. Si las acciones están bien pensadas, poco a poco irá creciendo, como un alud que desata un simple copo de nieve. ¿Quién quiere y puede desempeñar ese papel?
 Eso es lo que me parece, en estos momentos, realmente relevante. El resto, compañeras y compañeros de los diversos grupos, plataformas, asociaciones… o que andáis por libre, como yo, como decía Mina, no son más que parole, parole, parole