dimecres, 19 de setembre del 2012

Nuevas estructuras para nuevos tiempos.

Vivimos tiempos extraños. El mundo que heredamos de la modernidad se deshace como un azucarillo y apenas acertamos a atisbar el futuro. Usamos metáforas, como la liquidez de Baumann, para hablar de una realidad nueva y que apenas está naciendo. No es extraño que proliferen imágenes del apocalipsis y que nuestros más sesudos pensadores no sepan decirnos más que esto se acaba, que vamos a otro mundo, pero no saben a cuál ni cómo.
El pacto social se ha roto. La élite dominante ha visto en la debilidad de las estructuras sociales y políticas una patente de corso para apoderarse impunemente del mundo a costa del bienestar de la población y en ocasiones incluso de su supervivencia. Las sociedades más débiles, como la nuestra, han sucumbido y las demás seguirán tarde o temprano el mismo camino. El gran agujero negro del capital es lento pero persistentemente atroz.
Es la Estrella de la Muerte de nuestros días, como metaforizaba una campaña que he firmado estos días. El mundo en manos de unas pocas corporaciones, como se ha representado en no pocas películas de ciencia ficción.
Hace años que teníamos ante nosotros señales inequívocas, vimos nacer y desarrollarse las dictaduras latinoamericanas para implantar la doctrina neoliberal extrema de Milton Friedman, y nos creímos a salvo. Vimos a Reagan y a Thatcher llevar a cabo políticas de privatización, desproteger a la sociedad y favorecer a los mercados sin ningún escrúpulo, unos mercados que jamás han sido libres, pero pensamos que esto era propio de los ciclos de la democracia y que sus países se recuperarían. Vimos como, después de la caída de la Unión Soviética, el complejo industrial-militar levantaba un gran monstruo en los países islámicos para que no decreciera el negocio de la guerra, fría o caliente, que más da. Vimos a China y a otros países desarrollarse en base a un régimen de esclavitud abyecta y nos limitamos a escandalizarnos, a quejarnos de la deslocalización de las empresas y a decir que deberíamos exportarles nuestros sindicatos.
Nosotros, mientrastanto, fuimos acogidos en el balneario europeo, donde se vivía felizmente y el progreso parecía indefinido. Nuestra máxima preocupación eran los inmigrantes que venían de los países más pobres y explotados del mundo a pedir un mendrugo de pan a cambio de los trabajos más duros e indeseables. Algunos nos preocupábamos por sus derechos básicos -de los que llegaban aquí, porque de la mayoría que quedaban en el fondo del mar no se preocupaba nadie-. Para muchas personas y organizaciones, ésta fue su buena obra.
Y de pronto, un grupo de especuladores advierten que se han excedido en sus apuestas y lo han perdido todo, y muchos otros advierten que también habían participado en ellas y que han perdido igualmente sus inversiones. ¿Qué iban a hacer? ¿Convertirse en pobres? “Que no cunda el pánico”, dice alguien, “ahí están los estados para rescatarnos”. Teóricamente los estados son soberanos y demócratas, somos nosotros, pero ya hace tiempo que esto es una falacia. La democracia es sólo formal, el pueblo no pinta nada, sólo escoger entre que le administren unos u otros, pero la caja está abierta. Los gobiernos no se van a oponer a que los ricos, los bancos, los fondos de inversión, saquen de ella todo lo que necesiten para resarcirse y además se apropien de nuevos sectores de negocio.
¿A costa de qué? Del pueblo ¿Acaso alguien se comprometió a que esas condiciones de vida de la población fuesen sostenibles en cualquier circunstancia? Como dijo Rajoy “tendremos el estado del bienestar que nos podamos permitir”, o sea poco o nada.
Esta historia es conocida de todas y de todos, estamos asistiendo al expolio sistemático de Europa, principalmente de sus países más débiles, los llamados PIGS. Esto no va a parar mientras el balance entre costes y beneficios les siga siendo favorable…
¿Y a este saqueo con qué nos oponemos? ¿Con partidos políticos que no se van a alejar un ápice de la ortodoxia neoliberal? ¿Con sindicatos que no tiene fórmulas para oponerse a esta ofensiva victoriosa del capital? ¿Que pretenden detenerla a base de manifestaciones con banderitas y huelgas de un día -o de más, da igual, aguantan más ellos que nosotros-? ¿Y lo hacemos en el marco de estados-nación fruto de las revoluciones burguesas, que constituyen cotos de caza idóneos para que los mercados puedan explayarse? ¿Protegidos por las instituciones europeas al frente de las cuáles han colocado a sus mastines?
Pues va ser que por esa vía no llegamos a ninguna parte. Necesitamos nuevas organizaciones políticas, nacidas de las bases de los partidos y los sindicatos progresistas, pero realmente democráticas y participativas, con un programa frontalmente opuesto al que nos imponen las instituciones europeas. Todavía existe la democracia formal, aún no han decidido instaurar la dictadura política, pues aprovechémesla, pero ya! Ni socialistas, ni comunistas, ni ecologistas, ni republicanos… todos juntos en una sola organización horizontal, sin los proceres de unos ni de otros, para arrasar en las urnas y plantar cara políticamente. En el libro de Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón, Hay Alternativas, tenemos el programa económico y parte del programa social hecho, sabemos lo que queremos y en gran parte lo tenemos escrito.
Y si no se puede -que no se puede- en el marco del Estado Español o de otros, hagámoslo en el marco de entidades políticas menores, fragmentémonos como una verdadera guerrilla, consigamos la independencia en Cataluña, en el País Vasco… allá donde sea posible, otros pueblos seguirán, y conduzcamos el proceso desde las bases para conseguir que realmente estas nuevas entidades, además de ejercer un legítimo derecho, abran un frente contra la ofensiva neoliberal. Aunque sea a costa de pasar penurias económicas, por lo menos las pasaremos en libertad.
Y, desde todos los rincones de España, de Europa y del mundo, que todas y todos los progresistas partidarios de los derechos humanos y de la sociedad del bienestar, en lugar de perderse en retóricas y prejuicios atávicos, haciendo el juego al capital, ayuden, para que estos procesos sean un camino hacia la libertad y la justicia social, por ellos mismos, por lo menos siempre tendrán un referente y un refugio. Como decía en sus tiempos Joan Oliver, un día “Cuba ya no será una isla”.
Nacerán nuevas formas de lucha, pero de momento no se atisban, hay que luchar con lo que tenemos y deshacernos de las estructuras caducas que sólo sirven para estrujarnos mejor ¿Qué perspectiva tenemos sino, sustituir a Rajoy por Rubalcaba?
Abrid los ojos.

4 comentaris:

  1. Madre mía, Llorenç... Hay textos que no sabe uno si hace bien en leer pero, si sigo tu blog, será porque me gusta saber dónde piso, en qué mundo nos han metido.
    Duele cuando hace diez años eras crítico y se reían de ti. Ahora todos se hacen cruces.
    ¿Demasiado tarde? Prefiero pensar que esa nueva lucha comienza, como dices en este post.
    Salud y gracias.

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  2. A tí, sea como sea aquí estamos, yo voy explorando vías de salida, a ver.

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  3. Le dejo un artículo de opinión, que perfectamente pudiese datar de la Alemania de los años 30, para que vea qué se cuece tras el movimiento independentista. http://somnoticia.cat/2012/09/13/erem-la-catalunya-catalana/

    Fueron otros tiempos, sin embargo deberíais pensar qué clase de sociedad se está gestando en medio de la locura social y la indiferencia etílica identitaria. Si ésto no es fascismo, no sé qué lo será.

    Confío reflexione y despierte, ésto no es solución a nada

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  4. Conozco muy bien esa época, no tiene nada que ver, ansolutamente nada. Queremos nuevos estados para unir a los pueblos, porque estos no sólo los separan sino que garantizan el gobierno de la plutocracia, de políticos serviles y ensimismados y medios adulterados. Aquí y ónde hay un pueblo que quiere ejercer su derecho a la autodeterminación, pedimos libertad y justicia social.
    Estos a los que te refieres son los abuelos de CIU, muy distintos también de sus nietos, pero no queremos que este proceso quede en manos de CIU sino de la Cataluña social, del pueblo, por eso es tan importante que la gente progresista se incorpore a él, esté donde esté. Animo.

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