dijous, 4 d’octubre del 2012

Punto de no retorno

En toda situación catastrófica y en muchos procesos y relaciones hay, o se puede alcanzar, un punto de no retorno. Un punto, más allá del cual las cosas van a cambiar sí o sí, para bien o para mal, pero nunca van a recuperar el estatus anterior y, por tanto, se debe pensar, con rigor e imaginación, en escenarios nuevos y actuar decididamente para hacerlos posibles.

Desde que empezó la crisis, provocada y perpetuada por la insaciable avaricia de los poderes económicos, son muchos los puntos de fractura y de no retorno que se han producido.

Ya nadie, hoy en día, confía en los bancos ni en las instituciones nacionales e internacionales de supuesta regulación económica, ni volverá a confiar jamás. Ya nadie confía en una convivencia pacífica entre las grandes fortunas y la justicia social.

Pero, y esto es mucho peor, ya nadie confía en los estados como marco de convivencia y de justo arbitraje de la vida común. Los estados son vistos como meros instrumentos del capital.

Poco importa qué partido esté dirigiendo el estado en cuestión, por lo menos en aquellos, como en España, donde la voracidad del capital se ha encarnizado con el pueblo con la complicidad de unos y otros.

En España, el PSOE jamás podrá ser visto como una alternativa de izquierdas, cuando se ha plegado -gobernando- a la dictadura del capital y ha dejado -en la oposición- que el Partido Popular arremetiera contra el pueblo con ensañamiento y causara una verdadera carnicería, ante la cual apenas ha formulado alguna imperceptible protesta.

El Partido Popular ha entrado en el redil disfrazado con piel de cordero y después nos ha arrancado a dentelladas los derechos sociales más elementales, la capacidad casi de supervivencia y la esperanza. Y además, no sólo sin ninguna perspectiva de recuperación, sino enseñando contínuamente las fauces ensangrentadas y sacando pecho autoritario con unas maneras de legislar y gobernar, propias, tanto por la forma como por el contenido, de los regímenes autoritarios más crecidos. En no pocas ocasiones, ha habido en el Partido Popular actitudes y manifestaciones parafascistas.

Tampoco tienen fácil retorno los partidos de izquierdas, ni los sindicatos, que, ante una masacre de tal magnitud, han mostrado una actitud cuanto menos tibia.

Y mucho menos instituciones o mitos de la democracia española, como la monarquía, la Transición, la constitución o la unidad de España.

La monarquía ha perdido toda su legitimidad. No sólo por los escándalos e inoportunas intervenciones que ha protagonizado en este período, sino porque se ha mostrado perfectamente incapaz de actuar como último garante y defensor del pueblo, único rol que justifica la existencia de una jefatura del estado ajena a la representación democrática. La monarquía era seguramente la única institución que tenía la capacidad de llamar a capítulo a los poderes económicos y políticos y forzar una situación en que fuera posible la convivencia, so pena de romper el statu quo, denunciarlo públicamente, y obligar a abrir el proceso constituyente de un nuevo pacto social. Y no es que no lo haya hecho por prudencia ¿para qué? Si sólo vamos a peor. No lo ha hecho porque está con ellos. Monarquía, poderes económicos y poder político han actuado al unísono.

Y para ello se ha apelado a espíritu de la Transición y a la constitución española como libro sagrado e intocable. ¿Qué espíritu de la Transición? La Transición fue un bodrio en el cual las izquierdas nos comimos todos los marrones imaginables para salir del franquismo, cosa que no estaba ni mucho menos clara, y para muestra el 23 F. ¿Qué transición es ésta en que se viene de una legitimidad democrática republicana y, después de una sublevación fascista y casi cuarenta años de dictadura, nos deja  en un régimen monárquico, con el jefe de estado, el Rey, elegido y educado por Franco y sus ideólogos, en detrimento incluso de la sucesión monárquica natural? ¿Qué Transición es esa en que todos los altos cargos del franquismo, corresponsables de la dictadura, algunos incluso con las manos manchadas con la sangre de los asesinatos de estado, la represión, los exilios, las desapariciones… no sólo no son detenidos y juzgados, sino que ocupan cargos de relevancia, aun hoy en día, en instituciones del estado y especialmente en la empresa pública y posteriormente privatizada? ¿Qué transició es esa en que el ejército mantiene los mandos y estructuras del franquismo, que le permiten constituirse en una amenaza permanente, en un agente político como no existe en ningún regimen democrático? ¿Qué Transición es esa en que, para evitar reconocer la singularidad de Cataluña, se crea un insostenible y kafkiano estado de las autonomías -inventadas muchas ellas de prisa y corriendo y sin que jamás se lo hubieran planteado-, cuando, entre otros cosas, Cataluña se avanzó en la declaración de la República -aunque después fuera reprimida por la República Española- y ha sufrido un etnocidio incomparable durante la época del franquismo? Al País Vasco, por lo menos, se le compensa con un mayor autogobierno, mediante el concierto económico, no por ninguna razón histórica, que como hemos visto se ignoran olímpicamente, sino por la existencia de ETA, en un intento -fallido- de apaciguamiento, del cual se beneficia también Navarra -Nafarroa-, parte de Euskal Herría también para los soberanistas vascos.

Y todo eso, y muchas cosas más, se reflejan en una constitución lastrada por esa realidad, una constitución que no se hizo en libertad, que en aquellos momentos parecía a muchos una buena solución. No a todos: recuérdese el debate encendido entre reforma y ruptura. Obviamento los rupturistas perdimos, el franquismo seguía muy vivo, y la oposición no votó la constitución: se abstuvo. Yo no voté la constitución, pero tampoco podíamos votar en contra porque aquello era un trágala: o reforma o continuismo.

Mientras el nivel de vida y el estado del bienestar han funcionado, muchas de estas cosas se han dejado en el olvido, como adormecidas. Los jóvenes no habían conocido nada más y les parecía normal, los viejos habíamos vivido la dura travesía del franquismo, y no, contra Franco no se vivía mejor. Si alguna vez hemos tenido la sensación de pensarlo, es porque entonces éramos jóvenes y nos queríamos comer el mundo, pero el franquismo nos arrebató a todos y a todas parcelas de vida irrecuperables...


Y ahora, entre los puntos de no retorno, surge el insostenible encaje de Cataluña en el Estado español... Por tres razones:

a.- por el continuo agravio a que se ha visto sometida por parte del estado y de un anticatalanismo difuso pero cierto que se ha vivido en España. Hace unos años, de vacaciones en Asturias, al llegar y parar para comer algo, nos recibió un grafiti -que nadie se había molestado en borrar- que pedía boicot a los productos catalanes; en Zamora, en una terraza de un bar, un camarero nos advirtió amablemente que, si hablamos en catalán, lo hicieramos mejor flojito, porque la gente se molestaba; en Galicia, un matrimonio mayor con el que entablamos una cierta amistad, nos decían que no se atrevían a venir a Barcelona, porque sólo hablabamos en catalán y no entenderían nada… todo ello es demencial. Un verdadero Celtiberia Show, que se perpetúa en los medios.

b.- Porque Cataluña es un territorio muy denso e hiperactivo, extremedamente necesitado de infraestructuras y servicios de todo tipo para atender tanto a la economía como a la poblacón -mucha de ella inmigrante- y se halla economicamente discriminada, en negativo y de un modo permanente por el estado. La solidadridad no es una cuestión territorial, sino poblacional, y a los catalanes -ya vengan de Cataluña, de Extremadura o de Senegal- se les debe garantizar la misma calidad de vida que a cualquier otro ciudadano del Reino de España, y

c.- porque existe una amplia voluntad de autogobierno y la convicción de que Cataluña, con sus propias armas, tiene la capacidad de combatir el embate neoliberal que nos asola.

Todo eso debería ser motivo de celebración y apoyo por parte de todas las personas progresistas de España y del mundo. Como sucedió con Islandia. Hay un pueblo, que está decidido a tomar las riendas en sus manos e intentar construir un futuro mejor. Está claro que esto no se va a conseguir en España: no hay la correlación de fuerzas necesaria, pero sí se puede conseguir en Cataluña, en cuanto una situación de normalidad obligue a las fuerzas políticas a definirse no en clave identitaria sino social.

No tiene porque haber ningún conflicto con España. Amamos a España, por lo menos yo amo a los pueblos de España, sus tierras y sus gentes, y tengo ahí algunos de mis mejores amigos. Yo no quiero distanciarme de España, sólo independizarme de su estado. Y eso no debe suponer ningún problema para nadie, tampoco para las personas que, viviendo en Cataluña, con hijos que tal vez se identifican como catalanes, o no, mantienen sus raíces y gran parte de su identidad en otros lugares de lo que hoy es España, incluso en otros países: para eso se ha inventado la doble nacionalidad! Yo no le voy a pedir a una persona de Aragón, por ejemplo, que elija entre ser catalán o aragonés. Le voy a pedir que ayude a que Cataluña pueda gobernarse con independencia y que mantenga su identidad (la que quiera) y el derecho a la doble nacionalida que le permita vivir como catalán en Cataluña y como español –de momento- en Aragón.

Son falaces los argumentos que oponen la independencia al internacionalismo. El internacionalismo se debe basar en la independencia de los pueblos y los actuales estados nación no sólo no fomentan el internacionalismo sino que representan aparatos lo suficientemente potentes sobre países demasiado grandes como para permitir que escapen a ningún precio de las garras del neoliberalismo.

En Cataluña no hay nada hecho, pero, con independencia y justicia social, dos metas a conseguir pero alcanzables, se puede abrir el camino a otros pueblos. Por supuesto que no con la política neoliberal de CiU, pero es que ni CiU quiere la independencia ni los verdaderos independentistas queremos a CiU, sí a muchas personas que votan a CiU porque les han colado el interclasismo en clave identitaria.

Y sino, quien insista en hacer de oráculo y predicar la unión mundial de los trabajadores, abocándonos a una estrategia estéril, que sobrepase el estado-nación y plantee la lucha para crear unos estados unidos de Europa en cuyo proceso constituyente la población podamos tener un papel decisivo. Pero más inmovilismo o movilización para consumo interno, sin repercusiones efectivas, no, estamos cansados.

He escrito este artículo, que se pasa de post por su extensión, lo siento, con una enorme tristeza. La tristeza que me produce comprobar que, cuando, desde una trayectoria izquierdista que procede de mi más tierna juventud y se ha mantenido afortunadamente incólume, planteo caminos distintos para alcanzar los mismos fines y estos pasan por la independencia de Cataluña, recibo críticas y ataques a porrillo de la misma gente con la que comparto los ideales que un día se llamaron de los indignados o del 15 M. Me cuesta muchísimos entenderlo, parece que el factor identitario, en este caso el españolismo, pase por encima de todo y esto me provoca desazón.

Y me duelen más que nada no tanto los insultos y los bloqueos, que los he recibido -pocos-, los lugares comunes, los argumentos falaces y simplistas -tanto que resultan increíbles como tales-, que también he recibido -más-… como el silencio clamoroso y sangrante de tantas y tantos compañeras y compañeros de ese entorno.

Si supiera llorar, lloraría.

15 comentaris:

  1. Hola Llorenç, he leido tu articulo, y quiero decirte que es muy bueno, soy catalán de nacimiento aunque mis padres no lo eran, estoy de acuerdo en la malloria de lo que reflejas en el...pero no comparto tu sentimiento, no voy a criticarte ni a atacarte por pensarlo ni expresarlo, ni mucho menos, pero tambien espero que no lo hagas conmigo por pensar lo contrario.
    He viajado mucho por España por razones de trabajo, y en mi experiencia en dichos viajes es cierto que en ocasiones me he encontrado con personas que sienten animadversion contra los catlanes...pero muchisimas mas que me han tratado de forma sublime incluso. No creo que exista una "catalonofobia" real, pero si que los politicos les interesa crear division...diferencias (que si es cierto que existen, pero tambien existen nexos comunes). Te recomiendo que leas una carta de William Lynch escrita en 1712 sobre los metodos de control de esclavos, y podras darte cuenta que el controlmas efeectivo de las masas es la division, las envidias...creo que si, que tenemos cosas que nos diferencian, pero las diferencias no tienen porque separarnos, al contrario nos podemos beneficiar si aprendemos a complementarnos.

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  2. Gracias por tu comentario Joshua, estoy completamente de acuerdo, los separadores son políticos, medios,... muy interesados y eso cala en quien cala. Yo tengo montones de amigos muy queridos en España. Por eso planteo el tema de la independencia sin acritud porque, más allá de la catalanofobia inducida y de cuanto haya calado -minoritariamente, sin duda-, el maltrato diferencial y continuo por parte de los sucesivos gobiernos españoles es cierto. No hace tanto que Alfonso Guerra decía que nadie se preocupara que en la comisión del congreso le iban a pasar el cepillo a fondo al Estatuto Catalá, que, a pesar de todo recurrió el PP y fue mutilado por el constitucional. Por eso, y porque pienso de verdad que es una estrategia para avanzar todos hacia un mundo mejor, digo separémonos como hermanos, mantengamos para todo aquel que la quiera la doble nacionalidad y reencontrémonos como pueblos libres en un mundo mejor.

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  3. Hola Llorenç.
    Un resumen espléndido, no puede ser más claro.
    Y ya sabes que estoy contigo en el tema de la catalanofobia. Yo la descubrí a través de internet desde hace 4 años. Antes pensaba que eran hechos aislados -más el tema del gobierno, que éste es una constante-, igual que aquí, en Catalunya, tenemos algún "eixelebrat". Pero no. En foros de internet he comprobado con asombro y dolor también unos insultos y unas descalificaciones que escapaban a toda racionalidad. No son todos, claro. Pero no son pocos.

    Comparto al 100% esta postura de tratar de lograr el cambio de rumbo social y político a partir del "divorcio" como yo lo llamo. Y es que encuentro que la metáfora del divorcio encaja a la perfección.

    Y en cuanto a los silencios, mala señal, créeme. Posiblemente, ya lo tienes muy claro.

    Isabel

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  4. Pues sí, me temo que sí. Gracias Isabel.

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  5. Hola Llorenç.
    No soy catalán, y en mis años he vivido en los suficientes lugares para que, como cantaba Bunbury, "allá donde voy, el extranjero me siento", asi que no puedo compartir el sentimiento de independencia catalán, pero sí lo entiendo y respeto.

    Lo que no entiendo es que parezca haber una necesidad entre los catalanes de explicarlo con un motivo. Como en un divorcio particular, la mera voluntad de una parte me parece más que suficiente.

    Llevo 10 años viviendo a caballo entre "mi tierra" y Barcelona, y actualmente en proceso de estabilizarme aqui, en Barcelona. Si, he visto catalanofobia por españa. Si, tambien he visto "españofobia" en catalunya. Y en los foros de internet.... ya ni cuento, pero también ambas cosas. Cada cual, como tu dices, se deja calar por lo que quiera.

    Creo que catalunya debe celebrar ese referendum, y cuanto antes, que el tema, como comprenderás, también llega a ser cansino fuera de catalunya (como todo, por la tremenda manipulación mediática a ambos lados de la frontera). No creo que el resto de españa deba ni votar ni inmiscuirse en la decisión que tome la ciudadanía catalana, y también creo que es en el resto de españa donde se debe decidir el privilegio de conservar la ciudadanía española. Me intento explicar mejor: Mis relaciones con mi ex son cordiales, amistosas, pero ni yo tengo llaves de su casa ni ella conserva las llaves de la mia, los divorcios son divorcios e implican la totalidad, una separación de bienes es otra cosa.

    Sea como fuere, yo seguiré siendo "el toledano" aqui y "catalino" cuando voy por mi tierra de nacimiento. No me molesta en absoluto, como seguía cantando Bunbury, "Ni patria, ni bandera, ni raza, ni condición, ni límites, ni fronteras.Extranjero soy."

    Toni MR

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  6. Sí, estoy básicamente de acuerdo con lo que dices, Toni. Hay que explicarlo y justificarlo y veremos -si llegara el momento- si llevarlo a qué sé yo que tribunales, porque Cataluña, legalmente, és una parte de España. Más que a un divorcio, esto se parece a una emancipación. A mi me pasa lo contrario que a tí, siendo "ciudadano del mundo" como vienes a decir, tiendo a mimetizarme rápidamente allí donde estoy. Si estuviera en Toledo me haría toledano, sin perder mis querencias por mi pueblo de origen, pero implicado hasta la médula (otra cosa es como me vieran, eso no depende sólo de mi). Por supuesto que la nacionalidad debe darla la nación correspondiente, pero no veo yo que problema rendría que haber para que, si tu, por ejemplo, vivieras fijo en Cataluña y quisieras funcionar a todos los efectos como catalán (servicios públicos, impuestos, acceso a la función pública, etc.), mantuvieras la nacionalidad española (o castellana si os decidís a dar el paso!, para que no fueras un extranjero en tu tierra de origen. Y desengañate que esto va para largo, lo que pasa que desaparecerá de los medios, ya sabes la volatilidad de los temas. La realidad pura y dura en el futuro inmediato seguirán siendo los "ajustes" para pagar las deudas de los bancos.

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  7. No debemos olvidar, si se quiere hablar de muestras de anticatalanismo contemporáneo, que aquí ha habido políticos, ¡POLÍTICOS!, entre ellos el actual presidente de la Generalitat, que se ha referido a andaluces y gallegos de manera jocosa, aludiendo despectivamente en sede parlamentaria que no se les entiende al hablar. Otros se han referido a andaluces diciendo que están siempre en el bar. Tampoco, que se ha pitado el himno de manera masiva (podía darse uno la vuelta, que es más elegante). No importa que guste o no, al fin y al cabo, republicanos hay a puñados en toda España, pero son símbolos que se deben, al menos, respetar.

    Cada uno puede tener su memorial de agravios... yo prefiero quemarlo cada día. Pero si se quiere hacer este análisis, que sea real. ¡Mejor quemémoslo!

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  8. Llorenç, creo que tu post es claro y conciso. No lo podía ser más.

    Desde España jamás lo entenderán, básicamente porque no quieren entenderlo. Hace ya algún tiempo, con otras palabras, en Castilla y a gentes castellanas que conozco, les he hablado e intentado explicarles algo de lo que tu explicas. Desde entonces ya no me miran de la misma manera. Recibí agravios, y al final obté por el silencio, a pesar de continuar recibiendo más agravios.

    Lo más bonito que me han dicho en Castilla es "los peores sois los charnegos".
    Y el gesto despectivo que nunca olvidaré fue cuando llevé vino y cava catalán a una comida en Castilla. El dueño de la casa dijo: "si alguien quiere vino del que ha traído David, que vaya a buscarlo a la nevera". Nadie se levantó. Con parte del cava hicieron sorbete.
    Solo anécdotas... aunque muy representativas.

    Jamás habrá entendimiento. Por lo tanto no pretendamos que nos entiendan. Así de sencillo.

    Un abrazo. David.

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  9. Entiendo y comparto todo lo que se dice en cuanto al sentimiento, lo que realmente me molesta no es el sentimiento de independencia de la gente, es la mediatizacion que de el se hace, la politizacion de cara a ganar mas o menos votos, porque es así. El "señor" Mas, no se posicionó sobre la diada, dejó caer que en sentimiento estaba con la independencia, solo se posiciono cuando vió el auge que estaba cogiendo. Evidentemente en los sondeos anteriores habia bajado una burrada y ese posicionamiento radical le sirvio para remontar y que el poble pensase que nos llevará al paraiso.
    Pero la realidad es otra, y muy distinta. No hay que ser economista para saber que es lo primero que necesita un pais para tener independencia, y es lo que hay que pensar...."capacidad economica", es decir la capacidad de poder fabricar moneda, y eso se consigue por varios factores, pero principalmente por uno que todo el mundo sabe pero nadie piensa en el, reservas de oro. No hay en Catalunya reservas de oro para poder fabricar moneda, con lo cual tendriamos que comprar, con el deficit existente (no solo por la deuda del gobierno central) la compra nos endeudaria todavia mas como pais y para compensarlo el Govern tendria que recurrir a la creacion de nuevas recaudaciones que saldrian de nuestros bolsillos, haciendo que los catalanes nos empobrecieramos todavia mas por nuestro afan de ser independientes.
    Si un niño de catorce años quiere independizarse de casa de sus padres y no tiene recursos...acaba comiendo cada dia en casa de mama, y eso no es independencia. Lo que intento decir es que está bien que se busque esa independencia pero siendo conscientes de "todo" lo que supondria, y esa informacion no se la dan al pueblo, ni tan solo los nacionalistas mas radicales hablan de las consecuencias economicas reales. Temas como el empresariado español con presencia en Catalunya y viceversa, no está claro los tratamientos fiscales que se derivarian, las diferencias de legislacion que podrian surgir...en fin hay mucho que saber y pocos que se lo pregunten, ese es el problema real. Hay que madurar mucho el proyecto, y si el pueblo supiera todo eso...posiblemente habria menos gente que quisiera independizarse en estos momentos y serian partidarios de esperar mientras se trabaja realmente en solventar todas las cuestiones.
    Pensar en eso porque tomar decisiones en caliente sin analizar lo que puede suceder no es bueno para nadie.

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  10. Joshua.

    No quiero extenderme demasiado. Solo decir que la única baza que les queda a los contrarios a la secesión es sacar a relucir la constitución, o bien intentar meter miedo prometiendo un desastre económico para Cataluña si esta se independiza. Ahora mismo no pueden enseñar otras cartas.

    ¿Acaso piensas que parte de las reservas de oro españolas, por ejemplo, no son también catalanas?

    Creo que realmente los que tienen miedo son ellos (los antisecesión), sobretodo los que mejor saben de números, porque saben que la economía catalana sufrirá cambios, aunque quizás no negativos. Como quede España es otro cantar. Ese es su miedo. Se quedarán desnudos, y tendrán que aprender a vestirse.


    David.

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  11. Gracias, David, por tu apoyo y tu lucidez que te permite expresar en pocas palabras lo que a mi me cuesta un rollo. No tengo más que añadir. Sólo contestar -aunque dije que no contestaría anónimos- a "una opinión" que a mi también me indignan estos mismos políticos a los que alude: no me representan para nada ni en nada. En cuanto al himno, mira, respetaría el himno de la República, pero el himno de los Borbones y más en la situación de desprecio que David explica tan bien, que le den! Sólo le falta el aguilucho.
    Yo también tengo que sufrir el día a día de esta dominación fáctica. Cuando en Navidad vamos a comer en casa de mi cuñado, tenemos que hablar todos en castellano porque la suegra de mi cuñado, que lleva veinte años en Cataluña "no entiende el catalán" y mi cuñada, su hija, lo habla perfectamente pero sólo con las clientas de su tienda de ropa infantil. Y mi cuñado, catalán, que es un calzonazos, saca el vino de Cariñena, porque los vinos catalanes no le gustan a la suegra. ¿Todo sea por la paz familiar?
    Una bella metáfora de la relación de España (no de todos los españoles, ni muchísimo menos) respecto a Cataluña. ¿Todo sea por la paz familiar? Va a ser que no.

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  12. Sigue Vd enfocándose en todo lo negativo y lo que no le agrada; así sólo atrae más. ¡Debería leerse el libro del Secreto!

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  13. Insisto en que no contestaré comentarios anónimos. Al viento contesto que mis artículos no están enfocados en negativo -eso sí, hay que leerlos y leerlos bien- y que no tengo ni idea de que es eso del libro del secreto, aunque suena muy mal.

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  14. Hay muchísimos españoles que estaríamos encantados con que cataluña se independizara totalmente de España. No sé por qué la manía de meter a todos los españoles en el mismo saco. Creo además, que eso beneficiaría a ambas partes.

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  15. No sé quien tiene esa manía -que debe haberlos, seguro-, yo no. Yo creo que un proceso de fragmentación de los estados-nación burgueses del XIX es lo máss parecido a una revolución que podemos hacer ahora, y nos deja en condiciones ventajosas para luchar contra el neoliberalismo. Oja lá pase en Escocia, en el País Vasco... ojalá, porque sino vamos listos.

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